Opinión: Europa frente al desafío Trump: ¿Una oportunidad para pensar en grande?

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THE LATIN VOX (14 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

La amenaza ha regresado, esta vez con menos sorpresa pero con igual contundencia. Donald Trump, en su habitual estilo de ultimátum lanzado a través de redes sociales, ha anunciado aranceles del 30% sobre los productos europeos a partir del 1 de agosto.

Aunque sus amenazas comerciales ya no tienen el mismo efecto de conmoción que en su primer mandato, el anuncio desató reuniones de emergencia en Bruselas, París y Berlín durante el fin de semana.

En medio de esta nueva tormenta, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha optado por la cautela, reteniendo la aplicación de represalias comerciales inmediatas. La esperanza: que, como ha declarado el canciller alemán Friedrich Merz, aún se pueda alcanzar una “solución razonable”.

Pero el trasfondo es claro: Europa está siendo puesta a prueba. Y la verdadera pregunta ya no es cómo reaccionar ante Trump, sino si el continente será capaz de transformarse para resistir un mundo cada vez más inestable, competitivo y fragmentado.

Un déjà vu con consecuencias mayores

Durante su primer mandato, Trump ya impuso aranceles del 25% a la industria automotriz europea, causando estragos particularmente en Alemania. Hoy, la amenaza es mayor: una guerra comercial con Estados Unidos podría poner en riesgo transacciones transatlánticas por valor de 1.7 billones de euros al año, y debilitar la cooperación con Washington en temas críticos como el apoyo a Ucrania.

Paradójicamente, mientras se intensificaban las tensiones comerciales, Trump prometía este lunes enviar misiles Patriot a Kiev, junto a un paquete de armas financiado por Europa. Es un recordatorio del delicado equilibrio diplomático: desafiar a Trump sin sabotear alianzas estratégicas esenciales.

Un continente sin margen para el letargo

Más allá del ruido político, el nuevo desafío estadounidense debería ser una llamada urgente a la acción para Bruselas. En septiembre se cumple un año desde que Mario Draghi, ex presidente del Banco Central Europeo, publicó su influyente informe sobre la competitividad europea. En él, Draghi pedía un volumen de inversión anual tres veces superior al del histórico Plan Marshall.

Sin embargo, esa visión no ha sido acompañada por medidas ambiciosas. Von der Leyen, quien encargó el informe, ha retrocedido en compromisos clave —como el Pacto Verde— y ha adoptado posturas más cercanas al populismo conservador en temas como migración, generando tensiones dentro de su coalición centrista.

En vez de un giro audaz hacia una Europa más fuerte, lo que se espera esta semana es que la Comisión presente un presupuesto 2028–2034 prudente, limitado por las exigencias de los países más fiscalmente conservadores. España, que propuso duplicarlo a más de €2 billones y financiarlo con deuda común, fue descartada.

La urgencia de pensar en grande

La amenaza Trump no es una anomalía: es el síntoma de un mundo post-hegemónico donde las reglas cambian y las certezas se desvanecen. Europa ya no puede darse el lujo de actuar con timidez. Necesita invertir en su modelo social, en transición ecológica, en autonomía tecnológica y en defensa común.

Como advirtió Hailey Gibbs, del Center for American Progress, “ya no se trata de si debemos actuar, sino de si lo haremos lo suficientemente rápido”. En este sentido, el desafío Trump podría ser la mejor —o última— oportunidad para que Europa redoble su apuesta por sus valores y por su soberanía estratégica.

El futuro de Europa no puede depender de las elecciones en EE. UU.

La Unión Europea se enfrenta a una disyuntiva crucial: reaccionar a cada embate externo con soluciones parciales, o construir un proyecto verdaderamente resiliente e independiente. Trump es un adversario volátil, pero no único. Las tensiones globales continuarán, con o sin él en la Casa Blanca.

Lo que está en juego no es solo un acuerdo comercial o un presupuesto. Es la capacidad de Europa de liderar en un siglo que desafía sus cimientos. La historia nos enseña que los momentos de mayor presión también son los que permiten dar grandes saltos. ¿Será esta la ocasión en que Europa finalmente se atreva a pensar en grande?

Crédito fotográfico: Getty Images


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