
THE LATIN VOX (11 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La relación que durante años fue vista como una de las alianzas más inusuales y sorprendentes en la política mundial parece estar en sus últimos días. Donald Trump, el expresidente de Estados Unidos, quien durante su mandato mantuvo una sorprendente relación de simpatía y aprecio por el presidente ruso Vladimir Putin, parece haber perdido la paciencia con su homólogo ruso.
Pero, ¿cómo se traducirá esta frustración en apoyo práctico para Ucrania?
En una serie de declaraciones recientes, Trump expresó abiertamente su descontento con Putin, acusándolo de lanzar “tonterías” y de ser “muy amable todo el tiempo, pero en realidad todo resulta ser sin sentido”.
Si bien la frase de Trump no tiene el brillo retórico de figuras históricas como Winston Churchill, la disonancia que muestra respecto a su relación con Putin podría marcar un giro significativo, y tal vez, el fin de una era de cercanía política entre los dos.
Un cambio de actitud
El punto de inflexión llegó a finales de junio, cuando Trump admitió públicamente su sorpresa y decepción con el comportamiento de Putin en relación con la guerra en Ucrania.
Durante una cumbre de la OTAN, Trump comentó que consideraba a Putin una persona “equivocada”, afirmando: “Pensé que tendríamos esta guerra resuelta”. Este cambio en la narrativa es significativo, dado que durante su presidencia, Trump fue uno de los principales defensores de Putin en la arena internacional.
Este viraje podría interpretarse como una vindicación para aquellos que han trabajado durante años para abrir los ojos de Trump sobre las verdaderas intenciones del Kremlin, entre ellos el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy y los gobiernos de Reino Unido y Francia.
La sorpresiva simpatía de Trump hacia Putin, que incluso lo llevó a minimizar la invasión rusa de Ucrania, ha sido una de las facetas más controvertidas de su mandato y más allá de él.
Sin embargo, el reciente desdén de Trump hacia Putin podría abrir un nuevo capítulo en la política exterior de Estados Unidos, aunque las implicaciones prácticas para Ucrania y Europa siguen siendo inciertas.
De la «amistad» a la frustración
A lo largo de los primeros meses de la guerra en Ucrania, Trump se mostró como un firme crítico de Zelenskyy y, en ocasiones, de las sanciones impuestas a Rusia. En febrero de este año, incluso se alineó con los puntos de vista del Kremlin al calificar a Zelenskyy de «dictador» y hacer un llamado a que Estados Unidos dejara de involucrarse en el conflicto.
Estas declaraciones fueron parte de una serie de posturas que sorprendieron a muchos observadores internacionales, quienes se preguntaban hasta qué punto Trump seguiría defendiendo los intereses de Putin, incluso a costa de los aliados tradicionales de Estados Unidos.
Pero la situación parece haber cambiado cuando Putin, en un intento de negociar un alto el fuego, no cumplió con la propuesta de una tregua de 30 días. Este rechazo, sumado a los continuos ataques rusos sobre Ucrania, finalmente terminó por enfurecer a Trump.
En su red social Truth Social, Trump advirtió a Putin que estaba “jugando con fuego” y que no estaría dispuesto a seguir esperando a que el presidente ruso se comprometiera a un alto el fuego.
¿Qué significa para Ucrania?
El cambio en la postura de Trump plantea la pregunta crucial: ¿cómo se traducirá este descontento con Putin en un apoyo práctico para Ucrania? Aunque la retórica de Trump hacia Rusia ha sido más firme, el apoyo real para Kyiv podría ser más complicado de conseguir.
La implementación de sanciones adicionales, como la propuesta por el senador republicano Lindsey Graham, que impondría tarifas del 500% sobre los productos de países que compren uranio, gas o petróleo ruso, es uno de los mayores desafíos.
Aunque Trump ha expresado su deseo de presionar a Rusia y de cambiar la dinámica de la guerra, su apoyo a las sanciones aún no ha sido probado en su totalidad.
De hecho, la iniciativa de Graham ha sido modificada para evitar que las sanciones afecten a los países europeos que aún compran energía rusa pero han apoyado a Ucrania.
La cuestión de si Trump finalmente dará luz verde a esta propuesta será clave para determinar si su frustración con Putin se convierte en un apoyo más tangible para la causa ucraniana.
El futuro de la relación Trump-Putin
La relación entre Trump y Putin nunca fue completamente transparente, y los gestos amistosos entre ambos parecían más una estrategia política que una verdadera alianza.
Las constantes afirmaciones de Putin sobre Trump, incluso durante los momentos más difíciles de su mandato, parecían indicar que el Kremlin veía en el ex presidente estadounidense un aliado potencial.
Sin embargo, las crecientes críticas de Trump a las políticas de Putin, así como el cambio en la percepción pública, podrían indicar que la «bromance» finalmente ha llegado a su fin.
A pesar de su frustración con Putin, Trump sigue siendo una figura impredecible. Las expectativas sobre su apoyo práctico a Ucrania deben ser moderadas, y su apoyo a las sanciones aún es incierto. Los próximos meses serán cruciales para determinar si el cambio en su actitud hacia Putin se traducirá en una mayor presión sobre Rusia y un respaldo más firme a los esfuerzos de Ucrania.
Lo que parece claro es que, aunque la relación de Trump con Putin pueda estar desgastada, el impacto real en la política exterior de Estados Unidos, y especialmente en la guerra de Ucrania, aún está por verse.
El «bromance» Trump-Putin podría haberse desvanecido, pero el camino hacia una postura más clara sobre la guerra de Ucrania sigue siendo incierto.
Crédito fotográfico: Jorge Silva | AP