Opinión: La obsesión Maga con los archivos Epstein … cómo una teoría conspirativa marginal se convirtió en un núcleo del trumpismo

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THE LATIN VOX (15 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

En un giro que expone las fracturas internas del movimiento pro-Trump, la reciente publicación de un memorando del Departamento de Justicia sobre los archivos de Jeffrey Epstein ha desatado una tormenta en el universo Maga.

El esperado “listado de clientes” —que, según conspiranoicos, revelaría una red de pedofilia de élites demócratas— no existe, según concluyó la revisión federal. El resultado: confusión, indignación y una revuelta interna en el corazón del trumpismo.

Durante años, los archivos Epstein han sido la piedra angular de una narrativa conspirativa alimentada por QAnon, un movimiento que mezcla paranoia antisistema, teorías sobre un “Estado profundo” y un fervor casi religioso en torno a Donald Trump. Lo que comenzó en foros oscuros como 8chan, se ha transformado en una fuerza influyente dentro del Partido Republicano.

Pero ahora, ese mismo monstruo que Trump ayudó a crear amenaza con devorar a sus propios creadores.

El “Santo Grial” que nunca existió

La promesa de Trump de desclasificar los archivos Epstein fue una estrategia recurrente durante su campaña: deslegitimar a las élites liberales y reafirmarse como el único líder dispuesto a enfrentarlas. Aliados clave como Kash Patel y Dan Bongino aparecían con frecuencia en medios conservadores, insinuando que el gobierno de Biden estaba encubriendo una red criminal de alto nivel.

Todo cambió tras el feriado del 4 de julio, cuando el Departamento de Justicia publicó discretamente un memorando: no había lista de clientes, ni pruebas de chantaje a figuras poderosas. Además, se reafirmó que Epstein murió por suicidio en 2019 mientras esperaba juicio por tráfico sexual.

La reacción fue inmediata y furiosa. El comentarista derechista Benny Johnson calificó la respuesta de Trump como “la peor que ha tenido”. Michael Flynn, general retirado y figura central de QAnon, exigió a Trump que tomara el tema en serio. El influencer conservador Matt Walsh acusó a Trump de ofrecer “mentiras obvias”.

Maga contra Trump: ¿el inicio del divorcio?

Lejos de calmar las aguas, Trump redobló la apuesta en Truth Social, asegurando que los archivos eran una fabricación de “Obama, Hillary, Comey y los criminales de la administración Biden”. Pero esta vez, la negación no convenció a todos.

El movimiento Maga, alguna vez homogéneo y fiel, ahora parece estar dividido. La fiscal general Pam Bondi, nombrada por Trump, se convirtió en blanco de críticas tras entregar carpetas con supuestos documentos desclasificados a influencers conservadores que, al abrirlas, descubrieron que no contenían nada nuevo.

Elon Musk, en medio de su tensa rivalidad con Trump, avivó aún más la llama al insinuar —sin pruebas— que el propio Trump estaba implicado en los archivos, antes de borrar el mensaje.

“La conspiración Epstein es tan central en el panteón QAnon que cualquier intento de cerrarla sin ‘revelaciones’ causa una reacción violenta inmediata”, explica Jon Lewis, experto en extremismo del programa de la Universidad George Washington.

El monstruo que se alimenta del poder

QAnon no surgió de la nada. Su ideología recicla mitos antiguos: antisemitismo, miedo satánico y la noción de que un grupo secreto controla el mundo. Lo nuevo fue su estilo viral: pistas crípticas dejadas por un supuesto infiltrado del gobierno —“Q”— que sus seguidores interpretaban como verdades ocultas.

El arresto de Epstein en 2019 proporcionó una mina de material: fotos con celebridades, registros de vuelos y rumores de una isla del horror. QAnon no necesitó pruebas; solo conexiones vagas para alimentar su narrativa.

Como señala Joseph Uscinski, politólogo de la Universidad de Miami: “Trump construyó una coalición de personas propensas a creer en conspiraciones. Ahora debe seguir alimentándolas para mantener su lealtad”.

Y esa dinámica tiene consecuencias. A medida que teorías marginales como “Pizzagate” o “Salven a los niños” se volvieron comunes en el discurso republicano, figuras como Trump dejaron de liderar el movimiento para convertirse en sus rehenes.

¿Una crisis momentánea o el inicio del fin?

Aunque la indignación actual es palpable, los expertos creen que su efecto será efímero. Las encuestas muestran que el respaldo a Trump no ha variado significativamente. Como dice Uscinski: “Están molestos, pero no lo van a abandonar. Para ellos, Trump sigue siendo la única opción”.

La historia tiene ecos de diciembre de 2021, cuando Trump fue abucheado por decir que se había puesto la vacuna contra la COVID-19. Entonces, como ahora, el trumpismo chocaba con sus propias contradicciones.

Lewis concluye con escepticismo: “La furia se apagará. Vendrá un nuevo objetivo, una nueva teoría. Porque es más fácil culpar a un inmigrante que aceptar que has sido engañado durante ocho años”.

Lo que permanece es un Partido Republicano cada vez más moldeado por los márgenes, donde la verdad importa menos que la narrativa, y donde incluso los mitos más inverosímiles pueden convertirse en dogmas de fe política.

Crédito fotográfico: The New York Times


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