
THE LATIN VOX (26 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
La reciente amenaza de Donald Trump de «recuperar» el Canal de Panamá ha causado una reacción internacional sin precedentes, desencadenando una frenética actividad diplomática y tensiones dentro del país centroamericano. A pesar de la calma aparente en el moderno centro de control del canal, con vistas a los esclusas de Cocolí y a la vasta selva tropical que rodea esta vía crucial para el comercio mundial, las palabras del expresidente estadounidense han traído consigo una ola de miedo y desafío en Panamá.
Desde su llegada a la presidencia por segunda vez, Trump ha reiterado su deseo de tomar el control del canal, lo que ha provocado que medios de comunicación internacionales y analistas políticos se apresuren a cubrir una crisis que muchos temen podría evocar la memoria de la invasión militar estadounidense de 1989.
Sin embargo, no hay evidencia de la supuesta influencia china en el canal que Trump ha alegado, y los administradores del canal han desmentido las acusaciones de que se les cobra de manera excesiva a los barcos estadounidenses.
La tensión se ha elevado a medida que Panamá trata de comprender qué impulsa las demandas de Trump y hasta qué punto está dispuesto a llegar para obtener lo que quiere. Si bien no se prevé una intervención militar directa, la coerción económica podría ser una amenaza real para este país con una economía dolarizada.
Panamá responde: Orgullo y autonomía
El temor a la repetición de un conflicto militar con Estados Unidos es palpable, especialmente en un país que ha experimentado, en su reciente historia, la intervención directa de la potencia norteamericana. Sin embargo, las autoridades panameñas han sido contundentes en su respuesta: el Canal de Panamá está 100% bajo control de los panameños.
Ilya Espino de Marotta, subadministradora del canal, fue clara en sus declaraciones: «Lo que yo digo es: vengan a verlo. Es bastante obvio cuando uno viene al canal. Somos una entidad muy transparente». En cuanto a las acusaciones de mala gestión, añadió que «no hay una administración china del canal».
El rechazo a las amenazas de Trump no se limitó a las autoridades del canal. Tres expresidentes panameños se unieron al actual presidente, José Raúl Mulino, para defender la soberanía del país, en una muestra rara de unidad en un contexto político fragmentado.
Martín Torrijos, ex presidente de Panamá, recordó que en 1999, bajo el gobierno de su padre, el general Omar Torrijos, Panamá recuperó el control total del canal tras más de 80 años de administración estadounidense, gracias a los tratados firmados con el entonces presidente Jimmy Carter.
«Los tiempos en los que Estados Unidos tenía presencia militar en Panamá terminaron el 31 de diciembre de 1999», afirmó Torrijos, quien subrayó que una intervención militar contra Panamá no es realista en el contexto actual. Sin embargo, las amenazas de Trump han revivido los temores de una intromisión externa en los asuntos panameños.
La preocupación crece: La amenaza económica
Si bien una invasión militar no parece probable, los temores sobre la posible coerción económica sí están tomando fuerza. El gobierno panameño ha iniciado recientemente una auditoría de los puertos que se encuentran a ambos extremos del canal, los cuales son operados por una empresa con sede en Hong Kong.
La medida ha generado sospechas de que podría ser un pretexto para despojar a los actuales propietarios, una idea que ha sido respaldada por algunas figuras políticas estadounidenses, como el senador Marco Rubio, quien ha afirmado que China podría utilizar estos puertos para bloquear el canal en un conflicto.
Sin embargo, el contralor general de la República de Panamá, Anel Flores, insistió en que la auditoría es parte de un proceso de revisión financiera rutinario y no tiene connotaciones políticas. «No estamos buscando brujas», declaró Flores, añadiendo que el objetivo es garantizar que Panamá reciba lo que le corresponde.
Un país dividido
A pesar de las tensiones, Panamá sigue siendo un país con una diversidad de opiniones sobre la influencia de Estados Unidos. Mayer Mizrachi, alcalde de la Ciudad de Panamá, es un declarado admirador de Trump y un firme defensor de las políticas estadounidenses.
Sin embargo, otros, como Paula Rodríguez, hija de un militar panameño fallecido durante la invasión estadounidense de 1989, expresan una fuerte resistencia. «Lo que vemos en las redes sociales es enojo, enfado. La gente está escribiendo: ‘Esto no va a pasar de nuevo’», dijo Rodríguez, quien organiza cada año un evento conmemorativo en honor a las víctimas de la invasión.
La amenaza de Trump ha tocado una fibra sensible en Panamá, un país que, aunque mantiene una relación estrecha con Estados Unidos, también defiende con orgullo su independencia y soberanía. A medida que la situación se desarrolla, la nación centroamericana se encuentra en un punto de inflexión, donde la diplomacia, el poder económico y el sentido de identidad nacional determinarán el futuro de uno de los canales más estratégicos del mundo.
Crédito fotográfico: Canal de Panamá