Opinión: ¿Quién defenderá a la ONU? El mundo frente al «hacha» de Trump y la amenaza de un caos global

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THE LATIN VOX (6 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

En su 80º aniversario, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se enfrenta a su mayor crisis existencial desde la Segunda Guerra Mundial. Mientras los conflictos se multiplican, el multilateralismo se debilita y las normas internacionales se desmoronan, el mayor defensor —y a la vez verdugo potencial— del sistema global amenaza con darle el golpe final.

Donald Trump, en su segundo mandato, tiene la ONU en la mira. Y si logra su objetivo, el mundo podría quedar al borde de una anarquía internacional.

La amenaza: recortes masivos

Trump ya ha desmantelado la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ha eliminado fondos para la OMS, el Consejo de Derechos Humanos y la agencia de ayuda a Palestina (UNRWA). Pero su proyecto presupuestario de 2026 plantea un recorte del 87% del financiamiento estadounidense a la ONU, reduciendo la contribución de $13 mil millones a menos de $2 mil millones.

Esto ocurre justo cuando más de 343 millones de personas enfrentan hambre aguda en 74 países, y cuando crisis como las de Gaza, Ucrania, Haití, Somalia o Sudán requieren atención urgente.

La pérdida del apoyo de EE. UU. dejaría sin financiación crítica a agencias como el Programa Mundial de Alimentos, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Corte Internacional de Justicia, la Agencia Internacional de Energía Atómica, y operaciones de mantenimiento de paz en Kosovo, Líbano y el Congo.

Un estudio publicado en el diario científico inglés The Lancet, se calcula que estos recortes podrían causar más de 14 millones de muertes adicionales antes de 2030. Un tercio serían niños.

No solo Trump

Sin embargo, culpar únicamente a Estados Unidos sería un error. Más de 40 países están atrasados en el pago de sus cuotas obligatorias a la ONU. Las donaciones voluntarias también están en caída libre.

El Reino Unido recortó 6 mil millones de libras de su presupuesto de ayuda exterior para financiar su programa de armas nucleares. China, Rusia e incluso democracias como el Reino Unido ignoran el derecho internacional cuando les conviene.

La consecuencia es una ONU debilitada: con un Consejo de Seguridad paralizado por vetos, misiones de paz desacreditadas y diplomáticos marginados. Solo el 11% de los $46.2 mil millones requeridos para responder a 44 crisis humanitarias prioritarias han sido recaudados en 2025.

¿Y si la ONU desaparece?

La gran pregunta no es si la ONU tiene problemas —los tiene, muchos de ellos autoinfligidos—, sino qué pasará si se permite que colapse o quede tan debilitada que ya no pueda funcionar.

La respuesta es sombría: más guerras, más hambre, más pobreza, más enfermedades y menos esperanza. En zonas como Gaza o Myanmar, donde las agencias de la ONU han sido expulsadas o atacadas, ya se observa lo que ocurre cuando el sistema se rompe.

“La Carta de las Naciones Unidas no es opcional. No es un menú a la carta. Es el fundamento de las relaciones internacionales,” advirtió el secretario general António Guterres.

¿Y ahora quién la defiende?

Frente a la amenaza, las democracias del mundo deben tomar una decisión. ¿Se rendirán una vez más ante Trump y su visión aislacionista, nacionalista y transaccional del mundo? ¿O defenderán el sistema que —con todas sus imperfecciones— ha evitado una Tercera Guerra Mundial durante ocho décadas?

Guterres insiste en que el mayor logro de la ONU desde 1945 ha sido justamente ese: evitar otra guerra mundial. Sin embargo, analistas como Fiona Hill creen que ya estamos viviendo una “tercera guerra mundial fragmentada”, con múltiples frentes activos y reglas internacionales rotas.

Una llamada a la acción

Salvar a la ONU no es solo una cuestión de diplomacia. Es una cuestión de supervivencia global. Si se destruye la única plataforma que representa a casi todos los países del planeta, no habrá nada que la reemplace —salvo la ley de la selva.

Es hora de que Europa, Canadá, América Latina, África y Asia decidan si quieren vivir en un mundo donde el poder militar y económico dicta quién vive y quién muere, o en uno donde la cooperación y el derecho internacional aún tienen una oportunidad.

Porque si no se lucha por salvar la ONU ahora, puede que no haya nada que salvar mañana.

Crédito fotográfico: ONU


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