Opinión: Trump, entre el delirio digital y el desconcierto político

To shared

THE LATIN VOX (5 de octubre del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

En las últimas semanas, Donald Trump ha multiplicado una serie de declaraciones y publicaciones que han dejado perplejos a políticos, analistas y ciudadanos, tanto en Estados Unidos como en el extranjero.

Desde la difusión de videos falsos generados por inteligencia artificial hasta comentarios erráticos en discursos oficiales, la conducta del presidente ha levantado dudas sobre su juicio y su estado mental.

El episodio más comentado ocurrió cuando Trump compartió en su red Truth Social un video manipulado de Hakeem Jeffries, líder demócrata en la Cámara de Representantes, caricaturizado con un sombrero mexicano, bigote falso y música de mariachi.

El contenido fue calificado de “racista” y “peligroso” por organizaciones hispanas. Lejos de retractarse, el mandatario redobló la apuesta publicando un montaje de sí mismo con sombrero y guitarra junto a la imagen de Jeffries.

No fue un caso aislado. Días después, Trump difundió otro video generado por IA en el que aparecía él mismo en el Despacho Oval anunciando la entrega de “tarjetas médicas” para acceder a supuestos hospitales futuristas con “camas de sanación” —un mito popular en círculos conspirativos de ultraderecha.

El video fue borrado más tarde, pero no antes de desatar preguntas inquietantes: ¿cree el presidente que realmente anunció ese programa? ¿confunde la ficción digital con su propia agenda de gobierno?

Los gestos excéntricos no se limitan al terreno virtual. Durante una rueda de prensa con el primer ministro británico, Keir Starmer, Trump confundió Albania con Armenia al referirse a un acuerdo de paz en el Cáucaso, un lapsus que repitió días después en televisión.

En otro discurso en la Casa Blanca, sugirió que el paracetamol durante el embarazo podría causar autismo, afirmación desmentida por la comunidad científica, para luego lanzar frases enigmáticas sobre “elementos de genialidad que pueden transmitirse a un bebé”.

En paralelo, sus intervenciones públicas han adquirido un tono errático. En un encuentro con altos mandos militares en Virginia, Trump presumió de bombardeos contra instalaciones nucleares iraníes —acciones cuya legalidad internacional ha sido cuestionada— y dedicó varios minutos a disertar sobre la forma en que distintos presidentes bajaban las escaleras de la Casa Blanca, un relato que muchos interpretaron como divagante e incoherente.

Las críticas no se hicieron esperar. El general retirado Barry McCaffrey describió la escena como “uno de los episodios más extraños e inquietantes que he visto jamás”, acusando al presidente de mostrarse “agotado, incoherente y rabiosamente partidista”. Por su parte, la congresista demócrata Madeleine Dean advirtió al presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, que “el presidente no está bien”.

La Casa Blanca, sin embargo, ha intentado minimizar la polémica. Karoline Leavitt, secretaria de prensa, defendió la actividad digital del mandatario alegando que Trump es “transparente” y que “le gusta compartir memes y videos” como muestra de cercanía con la ciudadanía.

A pesar de esa explicación, el debate sobre la estabilidad de Trump se intensifica. En medio de un país polarizado y frente a un gobierno federal paralizado por la falta de acuerdos presupuestarios, los tropiezos retóricos y digitales del presidente abren un interrogante mayor: ¿se trata de simples excentricidades de un líder acostumbrado a provocar, o de señales más serias sobre su capacidad para ejercer el cargo?

Crédito fotográfico: Getty Images


To shared