La comunidad LGBTQ+ de Ottawa se encuentra en medio de una tormenta política y social tras la decisión de los organizadores del desfile del Orgullo de Ottawa de adoptar una postura anti-Israel. Esta decisión ha llevado a la pérdida de varios aliados clave, incluyendo al Partido Liberal de Canadá y la embajada de Estados Unidos.
El comité de Capital Pride emitió una declaración el 6 de agosto condenando el ataque brutal de Hamas el otoño pasado y acusando al gobierno israelí de utilizar su inclusión LGBTQ+ como una distracción de la violencia en Gaza. La declaración también apoyó una campaña para boicotear a las empresas israelíes, con el objetivo de poner fin a la guerra en Gaza y buscar justicia tanto para israelíes como para palestinos.
La declaración provocó una reacción inmediata de varios grupos judíos, quienes expresaron que la postura del comité los hacía sentir excluidos e inseguros. En respuesta, el alcalde de Ottawa, Mark Sutcliffe, anunció que no participaría en el festival de una semana. Además, grupos comunitarios, agencias gubernamentales y embajadas comenzaron a deliberar sobre su participación en el desfile.
El Partido Liberal de Canadá decidió no participar en los eventos de Capital Pride este año, optando por organizar su propio evento para celebrar a las comunidades 2SLGBTQI+ de Ottawa. La red de Orgullo del Servicio Público, una organización voluntaria de funcionarios federales, también anunció que no tendría presencia en el desfile, enfocándose en eventos inclusivos y seguros en lugares de trabajo y embajadas en todo Canadá.
La controversia ha generado un debate intenso en las redes sociales, con cientos de comentarios acalorados, incluso de personas que no se identifican como minorías de género o sexuales. La situación ha dividido a la comunidad LGBTQ+ de Ottawa, con algunos apoyando la postura del comité y otros criticándola por ser divisiva y perjudicial para la unidad del movimiento.
A medida que se acerca el desfile del Orgullo, la incertidumbre sobre la participación de varios grupos y la posible disminución de asistentes plantea preguntas sobre el futuro del festival. Los organizadores de Capital Pride continúan defendiendo su postura, argumentando que es una cuestión de justicia y derechos humanos, mientras que los críticos piden un enfoque más inclusivo y menos polarizante.
Este conflicto subraya las complejidades y desafíos de equilibrar la política internacional con la lucha por los derechos LGBTQ+, y cómo las decisiones tomadas en un contexto pueden tener repercusiones significativas en otro.