THE LATIN VOX (20 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, parece estar al borde del abismo político. A tan solo unos meses de la llegada de la primavera, cuando se espera que Canadá celebre nuevas elecciones federales, Trudeau intenta dar un golpe de timón con una reestructuración masiva de su gabinete, pero los vientos en su contra parecen cada vez más fuertes. Su gobierno, ya debilitado por diversas crisis internas y externas, enfrenta ahora la retirada del apoyo crucial del Partido Nuevo Demócrata (NDP), un duro golpe que podría sellar su destino.
Este viernes, Trudeau llevó a cabo uno de los cambios más significativos en su equipo desde que asumió el cargo en 2015, reubicando a una tercera parte de sus ministros. Entre los cambios más destacados se encuentran la designación de Nathaniel Erskine-Smith, diputado por Toronto, como nuevo ministro de Vivienda, reemplazando a Sean Fraser, quien anunció que no buscaría la reelección. Además, el ex diputado de Ottawa David McGuinty tomará las riendas del Ministerio de Seguridad Pública, y Rachel Bendayan, de Montreal, asumirá la cartera de Lenguas Oficiales y será ministra asociada de Seguridad Pública.
Sin embargo, a pesar de este intento por renovar su equipo, el horizonte de Trudeau parece cada vez más oscuro. La noticia de la reestructuración coincidió con una nueva crisis política: el líder del NDP, Jagmeet Singh, anunció que su partido retiraba el apoyo a Trudeau y que, en cuanto se reanude el Parlamento en enero, presentarán una moción de censura contra su gobierno. “Los liberales no merecen una nueva oportunidad”, escribió Singh en una carta pública, dejando en claro que su intención es llevar a cabo un voto de no confianza que podría dar fin a la administración de Trudeau.
La dimisión de la vicepresidenta Chrystia Freeland, clave en el gabinete de Trudeau durante más de una década, fue el detonante de esta crisis. Freeland, conocida por su rol en la gestión de las tensiones comerciales con Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump, se marchó con críticas agudas hacia Trudeau. En su carta de despedida, advirtió que el primer ministro no estaba capacitado para afrontar adecuadamente las amenazas del “nacionalismo económico” estadounidense, y señaló que los votantes canadienses dudaban de la capacidad de su gobierno para gestionar la gravedad de la situación.
La situación empeoró cuando Donald Trump, aprovechando la debilidad de Trudeau, se burló públicamente de él, refiriéndose al primer ministro como el “gobernador” de Canadá y sugiriendo que el país podría convertirse en un estado de EE.UU. Además, Trump se adjudicó el mérito de un nuevo plan de seguridad fronteriza que, al parecer, fue diseñado para calmarlo.
Con un panorama tan sombrío, los analistas coinciden en que la caída de Trudeau es inevitable. Según Scott Reid, un veterano asesor político, el primer ministro se encuentra con “cero opciones” y es probable que tenga que disolverse el Parlamento para evitar el colapso total de su gobierno. La reestructuración de su gabinete, agregó Reid, ha quedado “totalmente eclipsada” por la declaración de Singh, quien ya ha dejado claro que llevará a cabo la moción de censura.
La situación de Trudeau, que ya estaba en descenso tras varios años de creciente impopularidad, se ha visto agravada por problemas económicos como una inflación récord, una crisis de vivienda aguda, precios de alimentos desorbitados y un cansancio generalizado entre los votantes tras casi una década de gobierno liberal.
En un clima de creciente frustración, el primer ministro se enfrenta ahora a un futuro incierto. Los analistas señalan que la naturaleza de la carrera por la sucesión dentro del Partido Liberal dependerá de varios factores, incluido si se abre la contienda a todos los canadienses o si solo los miembros del partido podrán participar. Algunos incluso sugieren que Freeland, con su reciente salida del gabinete, podría estar preparándose para un intento de liderar el país.
Trudeau, por ahora, ha decidido tomarse un respiro durante las vacaciones de Navidad para reflexionar sobre su futuro político. Sin embargo, a medida que el NDP y otros actores políticos presionan para que abandone el cargo, los expertos sugieren que la opción de una salida digna es cada vez más limitada para el líder liberal.
Según Éric Grenier, analista político, “este es el último clavo en el ataúd. Esta es la situación que obliga a Trudeau a reconocer que sus opciones son cada vez más reducidas”.
Con las elecciones de primavera a la vuelta de la esquina, el futuro de Trudeau parece estar escrito en la pared. La reestructuración de su gabinete no ha logrado infundir el aire fresco que necesitaba para superar la tormenta política. En cambio, la sombra de la inestabilidad se cierne sobre su gobierno, mientras el país se prepara para un posible cambio de rumbo en su liderazgo.
Crédito fotográfico: CTV News