A medida que las pruebas de COVID-19 escasean en Canadá, estudios revelan que los perros entrenados podrían ser una alternativa efectiva y rápida para detectar el virus. La investigación, en constante crecimiento desde 2020, sugiere que los perros son tan efectivos, si no más, que las pruebas de antígenos rápidas y las pruebas PCR convencionales. Esto se debe a la asombrosa capacidad olfativa de los perros, que cuenta con cientos de millones de receptores olfativos y un tercio de su cerebro dedicado a interpretar olores.
A pesar de los resultados positivos de estos estudios, los perros detectores de COVID-19 se utilizan solo en algunas áreas específicas de diferentes países. En Vancouver Coastal Health (VCH), por ejemplo, se inició un programa llamado «Canines for Care» en 2021, donde se entrenaron perros para detectar COVID-19 exponiéndolos a elementos como mascarillas usadas por pacientes positivos y negativos. Esta técnica los motivó a asociar el olor del virus con una recompensa.
Si bien los perros muestran una alta tasa de éxito en la detección del virus y la rapidez en hacerlo, existen desafíos logísticos en su entrenamiento y despliegue a gran escala. A pesar de esto, los defensores argumentan que los perros deberían considerarse seriamente como parte de la metodología diagnóstica, no solo para la pandemia actual sino también como una herramienta valiosa para futuras crisis de salud pública.