
THE LATIN VOX (18 de noviembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En una noche de vértigo parlamentario poco habitual incluso para los estándares de un gobierno en minoría, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, logró salvar su primer presupuesto —y con él, la continuidad de su gobierno— gracias a una ajustadísima votación de 170 a 168 en la Cámara de los Comunes.
La aprobación del presupuesto equivale a un voto de confianza: una derrota habría desencadenado unas nuevas elecciones federales apenas meses después de la llegada de Carney al poder.
Durante toda la jornada, Ottawa vivió un clima de incertidumbre política. A diferencia de lo habitual, donde los partidos definen rápidamente su postura frente al presupuesto, esta vez siete diputados del Nuevo Partido Democrático (NPD) optaron por el silencio estratégico.
Ni compromisos públicos ni demandas específicas. Simplemente, silencio. Y ese silencio mantuvo a la capital del país en suspenso hasta el último minuto.
Un apoyo inesperado: los Verdes inclinan la balanza
La votación dio un giro significativo cuando Elizabeth May, líder del Partido Verde, anunció que votaría a favor tras recibir del primer ministro un compromiso explícito de que Canadá cumplirá los objetivos del Acuerdo de París. Su apoyo resultó decisivo en una aritmética parlamentaria extremadamente ajustada.
En contraste, dos diputados conservadores y dos del NPD optaron por abstenerse, lo que redujo la presión sobre el gobierno y evitó que la oposición pudiera forzar el colapso del Ejecutivo.
Carney, visiblemente sereno al entrar en la Cámara momentos antes de la votación, se limitó a decir que “las cosas pintan bien”. Tenía razón, aunque por un margen ínfimo.
Un presupuesto de doble filo: gasto masivo y recortes profundos
El presupuesto aprobado constituye la pieza central del proyecto económico de Carney en medio de la guerra comercial que afecta a Canadá. Incluye miles de millones de dólares en gasto público para sostener la economía, al tiempo que contempla recortes significativos en la función pública con el objetivo declarado de ahorrar miles de millones más.
Esta combinación —estímulo económico agresivo y reducción del tamaño del Estado— ha generado tensiones tanto dentro como fuera del Parlamento. Los conservadores critican lo que consideran un gasto irresponsable; el Bloc Québécois denuncia la falta de medidas específicas para Quebec; y parte del movimiento sindical rechaza los recortes.
El pulso político del NPD: evitar unas elecciones… por ahora
La postura del NPD resultó un enigma político. Sin exigir concesiones ni negociar públicamente, el partido dejó a Canadá frente a un escenario extraordinario: un presupuesto sin mayorías aseguradas, un gobierno en minoría sin acuerdos formales y una oposición que olía sangre.
Finalmente, dos abstenciones del partido fueron suficientes para evitar que el país regresara a las urnas.
Para observadores parlamentarios, este desenlace ilustra tanto la fragilidad del gobierno de Carney como la volatilidad del panorama político. “Emocionante para una noche en Ottawa”, comentó un analista, “pero quizá no la forma más sostenible de gobernar”.
Una victoria que garantiza estabilidad… temporal
La aprobación del presupuesto otorga al gobierno de Carney un mínimo indispensable de estabilidad en un contexto global marcado por incertidumbre económica. Sin embargo, el episodio también revela la ausencia de alianzas sólidas y la dependencia del gobierno de cálculos tácticos ajenos.
Carney ha superado su primera gran prueba. La pregunta ahora es por cuánto tiempo podrá mantener unido un Parlamento tan fragmentado y volátil.
Crédito fotográfico: Getty Images/BBC News