Los anticonceptivos son un método eficaz para prevenir embarazos no deseados y regular el ciclo menstrual. Sin embargo, en Canadá, no todas las farmacias pueden dispensarlos sin receta médica. Esto se debe a que cada provincia y territorio tiene sus propias normas y regulaciones sobre la prescripción y dispensación de anticonceptivos.
Según un estudio realizado por la Universidad de British Columbia, solo cuatro provincias (Alberta, Columbia Británica, Nueva Escocia y Saskatchewan) permiten a los farmacéuticos prescribir anticonceptivos orales, inyectables o transdérmicos. En el resto de las provincias y territorios, se necesita una receta médica para obtener estos métodos anticonceptivos.
Esta situación puede suponer una barrera de acceso para muchas mujeres, especialmente las que viven en zonas rurales o remotas, las que no tienen un médico de cabecera, las que no tienen seguro médico o las que tienen dificultades para pagar los costes de los anticonceptivos.
Los defensores de la salud reproductiva argumentan que los anticonceptivos deberían ser más accesibles y asequibles para todas las mujeres en Canadá, independientemente de su lugar de residencia, su situación económica o su estado de salud. Según ellos, esto mejoraría la calidad de vida de las mujeres, reduciría el número de embarazos no planificados y abortos, y ahorraría costes al sistema de salud.
Algunas de las posibles soluciones que proponen son: ampliar el alcance de la prescripción de los farmacéuticos a nivel nacional, crear programas de cobertura universal de los anticonceptivos, ofrecer más opciones de anticonceptivos de venta libre, como el condón femenino o la esponja, y educar a las mujeres sobre los diferentes métodos anticonceptivos disponibles y cómo usarlos correctamente.
Los anticonceptivos son un derecho humano y una cuestión de salud pública. Por eso, es necesario que las autoridades sanitarias de Canadá adopten medidas para garantizar que todas las mujeres puedan acceder a ellos de forma fácil, segura y asequible.