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El presidente de la República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi, ha decidido no participar en las conversaciones de paz programadas para abordar la crisis en Goma, en el este del país. Esta decisión se produce en medio de una escalada de violencia en la región, donde el grupo rebelde M23, respaldado por fuerzas ruandesas, ha intensificado sus ataques, acercándose peligrosamente a la ciudad de Goma.
Las conversaciones de paz, que estaban previstas para celebrarse en Angola bajo la mediación del presidente angoleño João Lourenço, fueron canceladas después de que las negociaciones llegaran a un punto muerto. Según informes, la delegación ruandesa se negó a participar en la reunión, lo que llevó a la anulación del encuentro.
La situación en Goma es crítica. El M23 ha capturado varias localidades estratégicas en las cercanías de la ciudad, provocando el desplazamiento de más de 250,000 personas en la última semana, elevando el total de desplazados en la región a 400,000. Las fuerzas armadas congoleñas, junto con tropas de la ONU y milicias progubernamentales, están luchando para contener el avance rebelde, pero enfrentan desafíos significativos debido a la rapidez y coordinación de los ataques del M23.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada del conflicto. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha advertido sobre el riesgo de una guerra regional si no se controla la situación. Además, países como Estados Unidos han condenado el apoyo de Ruanda al M23, mientras que la Unión Europea ha instado a la retirada de los rebeldes de las áreas capturadas.
La negativa del presidente Tshisekedi a participar en las conversaciones de paz refleja la complejidad y profundidad de las tensiones en la región. La desconfianza entre la RDC y Ruanda, alimentada por años de conflictos y acusaciones mutuas, ha dificultado los esfuerzos diplomáticos para encontrar una solución pacífica. Mientras tanto, la población civil continúa sufriendo las consecuencias de la violencia, enfrentando desplazamientos masivos, inseguridad alimentaria y violaciones de derechos humanos.
Se espera que la comunidad internacional intensifique sus esfuerzos para mediar en el conflicto y proporcionar asistencia humanitaria a los afectados. Sin embargo, la falta de voluntad política por parte de las partes involucradas y la complejidad de las dinámicas regionales plantean desafíos significativos para la resolución de la crisis en Goma.