Las calles de Tiflis, la capital de Georgia, han sido escenario de manifestaciones masivas en los últimos días, con miles de ciudadanos protestando contra la influencia de Rusia en su país. Con banderas georgianas y ucranianas ondeando juntas, los manifestantes han llenado las plazas y avenidas, en una movilización que muchos comparan con la icónica revolución de Maidán en Ucrania en 2014.
Un grito por la soberanía
El movimiento de protesta comenzó tras la aprobación de un controvertido proyecto de ley considerado por muchos como una amenaza a la democracia en Georgia. La legislación propuesta, que exige que las organizaciones con financiamiento extranjero se registren como «agentes extranjeros», fue vista como un intento de Moscú de ampliar su influencia en el país.
“Esta ley es un reflejo directo de las políticas rusas. No podemos permitir que Georgia caiga bajo el control de Rusia otra vez”, afirmó Ana Giorgadze, una manifestante de 27 años.
La indignación también está vinculada a una frustración más amplia con el gobierno georgiano, al que los manifestantes acusan de acercarse peligrosamente al Kremlin y de alejarse del objetivo nacional de integrar al país en la Unión Europea.
Paralelismos con Maidán
Las comparaciones con la revolución de la Plaza Maidán de Ucrania son inevitables. En ambos casos, las protestas nacen de un rechazo a la influencia rusa y un fuerte deseo de acercarse a Europa. Al igual que en Kiev hace una década, las manifestaciones en Tiflis han sido lideradas por jóvenes y estudiantes que exigen transparencia, democracia y soberanía nacional.
“Lo que está ocurriendo en Georgia es un reflejo de lo que pasó en Ucrania. Es una lucha por nuestra identidad europea y contra un pasado de dominación rusa”, declaró un activista georgiano que prefirió mantenerse anónimo.
Reacciones internacionales
La comunidad internacional ha seguido de cerca las protestas. La Unión Europea y Estados Unidos han expresado su apoyo a los manifestantes y su preocupación por el proyecto de ley. «El pueblo de Georgia merece un futuro democrático, no uno moldeado por la sombra del Kremlin», afirmó un portavoz de la UE.
Por su parte, Rusia ha calificado las protestas como una “intervención occidental” y una amenaza a la estabilidad regional, lo que ha intensificado las tensiones entre Moscú y Tiflis.
Un futuro incierto
Aunque el gobierno georgiano retiró temporalmente el proyecto de ley tras días de intensas manifestaciones, los manifestantes han dejado claro que su lucha va más allá. Exigen reformas democráticas, elecciones transparentes y garantías de que Georgia no caerá nuevamente bajo la órbita rusa.
Este movimiento, que ha logrado captar la atención mundial, es una muestra del espíritu resiliente del pueblo georgiano. Mientras las protestas continúan, el eco de Maidán resuena, recordando que la lucha por la libertad y la soberanía trasciende fronteras.