La Autoridad Aeroportuaria de Ottawa (OAA) anunció el lunes su plan para despejar un bosque de 16 hectáreas cerca del aeropuerto, lo que ha generado críticas de los grupos ambientalistas y los residentes locales. El bosque, conocido como el Bosque de Hunt Club, alberga una variedad de especies de flora y fauna, incluyendo algunas en peligro de extinción.
Según la OAA, el objetivo de la tala es mejorar la seguridad y la eficiencia del aeropuerto, así como crear oportunidades de desarrollo económico. La OAA afirma que el bosque representa un riesgo potencial para las operaciones aéreas, ya que atrae a las aves y otros animales que pueden colisionar con los aviones. Además, la OAA dice que el bosque limita el espacio disponible para la expansión del aeropuerto y la construcción de nuevas instalaciones.
Sin embargo, los opositores al plan argumentan que el bosque es un valioso recurso ecológico y social que debe ser protegido. El Consejo de Conservación de Ottawa (OCC), una organización sin fines de lucro que defiende el medio ambiente, ha lanzado una campaña para salvar el bosque, recogiendo más de 15.000 firmas en una petición en línea. El OCC sostiene que el bosque proporciona beneficios ambientales, como la captura de carbono, la filtración de agua y el hábitat de la vida silvestre. Además, el OCC señala que el bosque es un espacio recreativo y educativo para la comunidad, especialmente para los niños y las escuelas.
El plan de la OAA ha generado también el rechazo de algunos concejales municipales, que han pedido al gobierno federal que intervenga y detenga la tala. El concejal Riley Brockington, que representa al distrito de River, donde se encuentra el bosque, dijo que el plan es “inaceptable” y que el bosque es “irremplazable”. Brockington afirmó que la OAA no ha consultado adecuadamente a los residentes ni ha considerado otras alternativas.
La OAA dijo que espera comenzar la tala a principios de 2024, después de obtener los permisos necesarios de las autoridades federales. La OAA también dijo que compensará la pérdida del bosque mediante la plantación de nuevos árboles en otras zonas y la donación de fondos a organizaciones de conservación. Sin embargo, estos gestos no han convencido a los defensores del bosque, que siguen presionando para que se cancele el plan.