El primer día de Lai Ching-te como presidente de Taiwán estuvo marcado por manifestaciones. Los protestantes expresaron su descontento con un proyecto de ley controvertido que otorgaría poderes especiales a los parlamentarios para interrogar a cualquier persona.
Este acontecimiento presagia un mandato desafiante para el nuevo líder, quien asumió el cargo en medio de tensiones políticas y sociales. Lai Ching-te, conocido por su postura pro-estatus quo en las relaciones a través del estrecho, enfrenta ahora el reto de navegar la compleja dinámica interna de Taiwán, mientras mantiene la paz y la estabilidad en la región.