La sextorsión es una forma de chantaje que consiste en amenazar con difundir imágenes o vídeos íntimos de una persona si no accede a las demandas del extorsionador, que suelen ser de naturaleza sexual o económica. Se trata de un delito grave que puede tener consecuencias devastadoras para las víctimas, como el estrés, la depresión, la vergüenza, el aislamiento o incluso el suicidio.
Según un informe de la ONG Thorn, que lucha contra la explotación sexual infantil en línea, la sextorsión afecta a personas de todas las edades, géneros y orígenes, pero especialmente a los menores de edad, que son más vulnerables y fáciles de engañar. El informe señala que el 60% de las víctimas de sextorsión son menores de 18 años, y que el 28% de ellas han considerado el suicidio.
La sextorsión puede ocurrir de diferentes maneras, pero las más comunes son las siguientes:
- El extorsionador se hace pasar por otra persona en las redes sociales o en las plataformas de chat, y establece una relación de confianza con la víctima, a la que le pide que le envíe fotos o vídeos íntimos, o que se desnude frente a la cámara. Luego, el extorsionador usa ese material para chantajear a la víctima y exigirle más imágenes, dinero o favores sexuales, bajo la amenaza de publicar o enviar el contenido a sus familiares, amigos o contactos.
- El extorsionador accede al dispositivo o a las cuentas en línea de la víctima, ya sea mediante un software malicioso, una contraseña robada o una suplantación de identidad, y obtiene las imágenes o vídeos íntimos que la víctima ha guardado o compartido con otras personas. Luego, el extorsionador contacta con la víctima y le pide un rescate para no difundir el material.
La sextorsión es un problema global que afecta a millones de personas en todo el mundo, y que se ha agravado con la pandemia de COVID-19, que ha aumentado el uso de internet y las comunicaciones en línea. Según la Interpol, la sextorsión ha crecido un 60% desde el inicio de la crisis sanitaria, y ha advertido de que los extorsionadores se aprovechan de la situación de vulnerabilidad y soledad de muchas personas.
Para prevenir y combatir la sextorsión, es importante seguir una serie de recomendaciones, como las siguientes:
- No enviar ni compartir imágenes o vídeos íntimos con personas que no se conocen o en las que no se confía plenamente, y evitar mostrar el rostro o detalles identificativos en ellos.
- Proteger los dispositivos y las cuentas en línea con contraseñas seguras y antivirus, y no abrir enlaces o archivos sospechosos que puedan contener software malicioso.
- Denunciar cualquier intento de sextorsión a las autoridades competentes, y no ceder al chantaje ni pagar el rescate, ya que eso no garantiza que el extorsionador deje de acosar o que borre el material.
- Buscar apoyo psicológico y emocional si se es víctima de sextorsión, y no sentirse culpable ni avergonzado, ya que la responsabilidad es del extorsionador y no de la víctima.
La sextorsión es una violación de la intimidad, la dignidad y los derechos humanos de las personas, y debe ser erradicada con la colaboración de todos los actores sociales, desde las instituciones hasta los medios de comunicación, pasando por las empresas tecnológicas y la ciudadanía. Solo así se podrá poner fin a este flagelo que puede acabar con la vida de muchas personas.