Quebec: Cómo la saturación del mercado de tatuajes está afectando a los artistas profesionales

To shared

THE LATIN VOX (20 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Durante más de una década, Hans Deslauriers vivió del arte en la piel. Seis días a la semana, su estudio de tatuajes en Montreal estaba lleno de clientes ansiosos por dejar una marca permanente en sus cuerpos. Hoy, en cambio, pasa gran parte del tiempo pintando para complementar sus ingresos.

«Si todavía dependiera solo del tatuaje… estaría en depresión», admite con honestidad.

Deslauriers no está solo. Cada vez más artistas profesionales en Montreal —una de las capitales del tatuaje más importantes de América del Norte— sienten la presión de un mercado saturado y una economía que ha cambiado drásticamente desde la pandemia.

El resultado: menos clientes, más competencia y un futuro incierto para quienes dedican su vida a esta forma de arte.

Muchos artistas, poca piel

Montreal ha sido históricamente un destino destacado para quienes buscan tatuajes de alta calidad. La ciudad atrae a artistas talentosos de todo el país, y los estudios proliferan en cada rincón.

Sin embargo, lo que antes era una comunidad floreciente, ahora enfrenta un nuevo problema: hay demasiados tatuadores para la demanda actual.

David Côté, conocido en el mundo del tatuaje como David Peyote, ha trabajado en el sector durante 14 años y asegura que el auge llegó justo antes de la pandemia.

«Antes del confinamiento, el tatuaje estaba en su punto máximo», dice. Pero el encierro hizo que muchas personas repensaran sus carreras. Algunos abandonaron sus empleos tradicionales y decidieron lanzarse al mundo del tatuaje. “Eso aumentó el número de artistas en la escena”, explica.

El problema, según Peyote, es que el ritmo de crecimiento de los artistas superó al de los clientes. Tras un breve pico de demanda al final del confinamiento, muchas personas ya cumplieron su «dosis de tinta». Y con el aumento general del costo de vida, el tatuaje —considerado un lujo— se ha convertido en un gasto prescindible.

El arte se encarece

La crisis no es solo una cuestión de oferta y demanda. Los costos de operación también han aumentado considerablemente. En Montreal, los alquileres han subido un 71% desde 2019, lo que pone presión adicional a los estudios.

Los insumos tampoco se salvan. Antes de la pandemia, una caja de guantes costaba $7. Hoy, cuesta alrededor de $12, y durante la pandemia llegó a $30. “Todo se ha duplicado: las tintas, los guantes, los materiales”, dice Deslauriers. “Y no se puede simplemente duplicar el precio de los tatuajes. Hay un límite”.

Un nuevo campo de batalla: las redes sociales

Durante años, las redes sociales fueron una bendición para los tatuadores, permitiéndoles mostrar su arte a miles de personas sin invertir mucho dinero. Pero ahora, el panorama es muy distinto.

“Hace cinco años, subías una foto y eso era suficiente. Hoy, si no pagas por publicidad, nadie ve tu trabajo”, afirma Deslauriers. “Es como tener otro trabajo: fotógrafo, editor, estratega digital… y la mayoría no puede pagar a alguien para hacerlo”.

Peyote agrega que esta sobreexposición ha afectado también la manera en que la gente elige tatuadores. «Ya no investigamos. Solo vemos lo que nos aparece en el feed», lamenta.

¿Un arte en peligro?

A pesar de los desafíos, ninguno de los artistas cree que el tatuaje esté desapareciendo. Deslauriers lo dice con convicción: “El tatuaje nunca morirá”.

Lo que sí está cambiando es quién puede permitirse vivir de él. Para muchos artistas veteranos, la pasión sigue viva, pero deben buscar formas de adaptarse: combinar con otras disciplinas, reducir gastos, innovar en la forma de llegar al público.

«Hay que encontrar la estrategia para superar este rompecabezas que vivimos ahora», reflexiona Peyote.

Mientras tanto, en los estudios de Montreal, el zumbido de las agujas aún se escucha… aunque con menos frecuencia. En una ciudad donde el arte ha sido parte del tejido urbano, ahora queda por ver si este arte milenario podrá resistir los embates del mercado moderno.

Fuente: CBC News

Crédito fotográfico: Time Out


To shared