THE LATIN VOX (12 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Quebec atraviesa una grave crisis en su sistema educativo, caracterizada por una creciente dependencia de maestros no certificados, situación que, según expertos, pone en riesgo la calidad de la enseñanza y la salud laboral de los educadores. La escasez de profesores ha obligado a las autoridades provinciales a flexibilizar los requisitos para la contratación de personal docente, lo que ha generado un vacío en la formación pedagógica de miles de profesionales que imparten clases sin la debida certificación oficial.
Monique Henry, una de las miles de maestras no certificadas en la provincia, lleva enseñando inglés como segundo idioma en Quebec durante más de 17 años sin haber completado un programa universitario de formación docente.
En su experiencia, la falta de formación especializada la ha dejado a menudo enfrentándose a desafíos en el aula sin la preparación adecuada. «Se aprende sobre la marcha, a base de errores», reconoce Henry, quien, a sus 46 años, ha tenido que desarrollar sus propias estrategias para manejar el aula, una tarea que para muchos resulta ser la piedra angular de una educación efectiva.
Un panorama alarmante
En diciembre de 2024, el Ministerio de Educación de Quebec reportó que más de 9.000 maestros no certificados se encontraban trabajando en las escuelas públicas de la provincia, cifra que ha ido en aumento en los últimos años.
Esta tendencia es un reflejo directo de la grave escasez de profesionales en el sector educativo, situación que ha empeorado desde que, en 2023, el informe de la Contraloría General de Quebec revelara que en el ciclo escolar 2020-2021 había más de 30.000 maestros sin la debida certificación, una cifra alarmante que representaba más de una cuarta parte del total de educadores en el sistema escolar.
Según Nicolas Prévost, presidente de la Federación de Administradores Escolares de Quebec, la cifra de maestros no certificados continuará aumentando en los próximos años debido a la baja matrícula en los programas universitarios de formación docente y la dificultad del gobierno para reemplazar a los maestros jubilados.
En este contexto, Geneviève Sirois, profesora de Gestión Escolar en la Université TELUQ, señala que la dependencia de maestros no certificados es cada vez más pronunciada. En 2015, Quebec contaba con aproximadamente 15.000 maestros no certificados, un número que ha duplicado en menos de una década.
Consecuencias para la calidad educativa
El impacto de esta escasez de maestros certificados es particularmente evidente en los estudiantes con dificultades de aprendizaje. Sirois advierte que un maestro sin formación pedagógica adecuada puede dificultar el desarrollo de habilidades fundamentales, como la lectura y la escritura, especialmente en los primeros años de escolaridad. «Es muy fácil imaginar los efectos negativos en un estudiante de primer grado que necesita aprender a leer y escribir, pero tiene un maestro sin conocimientos pedagógicos», explica.
En Montreal, Matthieu Théorêt, un maestro de 47 años con experiencia como suplente, relata cómo los maestros no certificados a menudo se ven obligados a tomar las riendas de las clases sin una preparación adecuada, llegando a las escuelas sin tiempo para planificar. «El personal docente está tan agotado que, aunque intentan ayudar, muchas veces no pueden», explica Théorêt, quien se siente como una carga para sus colegas.
Falta de incentivos para la certificación
La baja oferta de maestros calificados ha llevado a las autoridades de Quebec a crear programas acelerados para la certificación de docentes, como una forma de hacer frente a la crisis. Sin embargo, según Valérie Harnois, candidata a doctorado en la Universidad Laval, la falta de incentivos económicos para los maestros no certificados sigue siendo un problema.
«La alta demanda de maestros hace que los docentes no certificados reciban casi el mismo salario que aquellos con títulos universitarios y licencias», asegura Harnois. Esto significa que muchos educadores ven poca motivación para obtener su certificación oficial, dado que no existe una gran diferencia salarial.
A pesar de los esfuerzos del gobierno para paliar esta crisis, como la asignación de millones de dólares para atraer y retener a los maestros, la situación sigue siendo preocupante. De hecho, en un intento por reducir el déficit de maestros, la provincia ha recurrido a estrategias como la contratación de maestros jubilados y la creación de licencias provisionales para estudiantes en programas de formación docente.
El regreso a las aulas
Monique Henry, quien se encuentra en proceso de obtener su licencia docente tras años de enseñar sin certificación, es un ejemplo de cómo algunos maestros están intentando mejorar sus credenciales en medio de la crisis. Henry, quien en un momento consideró dejar la enseñanza para trabajar como despachadora de emergencias, decidió regresar al aula después de conocer un nuevo programa de licenciatura en enseñanza a distancia en la Universidad de Sherbrooke. «Siempre quise ser maestra, y aunque mi camino ha sido largo y complicado, ahora estoy decidida a obtener mi licenciatura», comenta.
Un desafío global
El fenómeno de la escasez de maestros no certificados no es exclusivo de Quebec. En muchas partes del mundo, los sistemas educativos se ven obligados a recurrir a soluciones temporales ante la falta de personal calificado, lo que genera interrogantes sobre el impacto que esto puede tener en el futuro de la educación.
El desafío de asegurar una formación docente de calidad es fundamental para garantizar el derecho de todos los estudiantes a una educación equitativa y de excelencia. En este sentido, Quebec debe encontrar formas efectivas de equilibrar la demanda inmediata de maestros con la necesidad de mantener altos estándares educativos.
La crisis educativa en Quebec es un recordatorio de que, más allá de la urgencia de llenar vacíos laborales, la calidad de la enseñanza no debe comprometerse. La formación, el apoyo y la motivación de los educadores deben ser una prioridad para garantizar que todos los estudiantes reciban la educación que merecen.
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