
THE LATIN VOX (5 de febrero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La violencia en el este de la República Democrática del Congo (RDC) ha alcanzado nuevas alturas tras la reanudación de los combates entre el grupo armado M23, respaldado por Ruanda, y las fuerzas congoleñas.
El conflicto ha revivido días antes de una cumbre de alto nivel entre los presidentes de Ruanda, Paul Kagame, y la RDC, Félix Tshisekedi, que se celebrará este fin de semana en Dar es Salaam, Tanzania. Las últimas hostilidades se centran en la ciudad de Goma y sus alrededores, una zona clave por su riqueza mineral, que ha sido escenario de más de tres décadas de lucha sin tregua.
La ofensiva, lanzada en la madrugada del miércoles, ha provocado intensos enfrentamientos en las cercanías de Nyabibwe, a unos 100 kilómetros de Bukavu, la capital de la provincia de Kivu del Sur. Este avance se produce a solo unos días de que el M23 anunciara un alto al fuego unilateral, que, según el gobierno congoleño, no era más que una táctica.
Patrick Muyaya, portavoz del gobierno de la RDC, calificó el alto al fuego de “maniobra habitual”, ya que el grupo rebelde y las fuerzas ruandesas no han mostrado intención de frenar su avance hacia nuevas ciudades de la región, incluido Bukavu.
Una escalada letal
La situación se ha vuelto más crítica desde que el M23, con el apoyo de tropas ruandesas, tomara el control de Goma la semana pasada. La batalla por la ciudad ha dejado al menos 2,900 muertos, según la actualización de la misión de paz de la ONU en la RDC (MONUSCO).
Esto representa un aumento significativo en comparación con los 900 muertos reportados previamente. La ciudad de Goma, que ya ha sido testigo de innumerables combates en los últimos años, ahora se enfrenta a una de las crisis humanitarias más graves de la región.
Vivian van de Perre, subdirectora de MONUSCO, informó que, hasta el momento, se han recuperado 2,000 cuerpos de las calles de Goma, mientras que otros 900 permanecen en las morgues de los hospitales locales.
La violencia ha sido tan extrema que las autoridades internacionales, como la Corte Penal Internacional, han expresado su preocupación por la rápida escalada de los enfrentamientos en el este de la RDC.
Preocupaciones regionales e internacionales
El regreso a los enfrentamientos en la RDC ha encendido las alarmas en los países vecinos, temerosos de que el conflicto se propague. El gobierno congoleño ha expresado su frustración con la falta de respuestas concretas de la comunidad internacional, acusando a organismos como las Naciones Unidas de limitarse a emitir declaraciones sin tomar medidas decisivas. Thérèse Kayikwamba Wagner, ministra de Relaciones Exteriores de la RDC, criticó en Bruselas que “vemos muchas declaraciones, pero no vemos acciones”.
El temor a una expansión del conflicto ha movilizado a países de la región, como Angola y Kenia, que han reforzado sus defensas. También se ha solicitado la intervención de la ONU, la Unión Europea y otras potencias internacionales para mediar en una resolución pacífica del conflicto.
Sin embargo, las diferencias entre las naciones involucradas y la falta de confianza mutua siguen siendo obstáculos significativos para la paz.
El papel de Ruanda y el M23
Las denuncias de injerencia extranjera siguen siendo un tema clave en este conflicto. Un informe de la ONU del año pasado señaló que Ruanda mantiene hasta 4,000 tropas en la RDC y que, de facto, tiene el control del M23.
Aunque Ruanda nunca ha admitido oficialmente su participación en el apoyo a este grupo rebelde, ha argumentado que la RDC alberga y apoya al FDLR (Frente Democrático para la Liberación de Ruanda), un grupo armado compuesto por hutus responsables del genocidio de tutsis en 1994.
La zona oriental de la RDC es rica en recursos minerales, incluidos el coltán, el oro y otros minerales esenciales para la industria tecnológica global.
Los intereses económicos de los actores externos en este territorio, junto con la continua inestabilidad política y militar, han contribuido a una perpetuación del conflicto y la violencia. Esta guerra prolongada no solo ha destruido la vida de miles de personas, sino que también ha retrasado el desarrollo económico y social de la RDC, un país con enormes potenciales.
Llamados a la paz en Bukavu
En medio de esta devastadora guerra, la población civil en las ciudades como Bukavu se enfrenta a un futuro incierto.
En un esfuerzo por promover la paz, cientos de residentes de Bukavu se reunieron para una misa ecuménica por la paz, organizada por mujeres locales que han sido testigos de las consecuencias más devastadoras del conflicto. Jacqueline Ngengele, una de las participantes, expresó el sentimiento generalizado: “Estamos cansados de las guerras interminables. Queremos paz”.
La situación actual pone de relieve la urgente necesidad de un diálogo sincero y un esfuerzo más significativo para resolver la crisis en la región de los Grandes Lagos.
Con las fuerzas del M23 avanzando hacia nuevos territorios y la amenaza de una mayor intervención extranjera, las posibilidades de una resolución pacífica parecen cada vez más distantes, a menos que la comunidad internacional actúe con más firmeza y unidad.
La próxima cumbre de los presidentes de Ruanda y la RDC, que se celebrará en Dar es Salaam, podría ser un punto de inflexión crucial en los esfuerzos diplomáticos para resolver este conflicto. Sin embargo, dadas las décadas de desconfianza y las profundas raíces del conflicto, muchos se preguntan si realmente existe la voluntad política de hacer avanzar la paz o si, por el contrario, el ciclo de violencia continuará.
Crédito fotográfico: The Week