J.S. Park, un capellán interreligioso del Hospital General de Tampa, ha sido testigo de innumerables confesiones, deseos y arrepentimientos en el lecho de muerte. “Muy a menudo, al borde de la mortalidad, lesión o enfermedad, los pacientes —la gente, nosotros— somos emocionalmente vulnerables y comenzamos a abrirnos sobre cosas que quizás han estado largamente dormidas”, compartió Park con en una llamada de video desde Tampa, Florida.
Park ha servido como guía espiritual en el hospital durante años, proporcionando consuelo y apoyo a aquellos en sus momentos más críticos. A través de su experiencia, ha acumulado una sabiduría única sobre la vida y la muerte, y ahora ofrece consejos valiosos para los vivos.
Uno de los mensajes más poderosos de Park es la importancia de la gratitud. “La gratitud es enormemente importante. Nos ayuda a pausar y pensar en lo que tenemos, en lugar de lo que no tenemos”, dice Jerene Broadway, otro capellán del Departamento de Cuidado Espiritual de Mission Health. Esta perspectiva resuena con las observaciones de Park, quien enfatiza que, en los momentos finales, muchas personas reflexionan sobre las relaciones y experiencias que más valoraron.
El capellán también destaca la necesidad de abordar cuestiones de esperanza, significado y cómo experimentamos el asombro y la maravilla, incluso en medio de la lucha. Park y sus colegas no solo ofrecen apoyo espiritual, sino que también participan en equipos de respuesta a emergencias, brindando un hombro en el que apoyarse y una voz de calma durante las crisis.
La lección que Park quiere transmitir es clara: no esperemos hasta el final para reconocer lo que es verdaderamente importante en nuestras vidas. En lugar de ello, deberíamos vivir cada día con un sentido de gratitud y apertura, valorando las conexiones humanas y las pequeñas maravillas que nos rodean. Su consejo para los vivos es un recordatorio para atesorar y celebrar la vida antes de que sea demasiado tarde.