
THE LATIN VOX (18 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En medio de las ruinas y la pobreza, los residentes del campo de refugiados palestinos de Yarmouk, en Damasco, han encontrado una razón para sonreír. Tras 15 meses de ver cómo sus seres queridos sufrían en Gaza, la noticia del alto el fuego en el enclave palestino ha traído un respiro de alivio, un rayo de esperanza en una situación que parece no tener fin.
Aunque el campo sigue siendo uno de los lugares más empobrecidos de Siria, con un 90% de la población viviendo en condiciones de extrema pobreza, el cese de los combates en Gaza les ha levantado el ánimo.
Rbeia Abu Hmeida, una refugiada palestina de 45 años, compartió su sentimiento de alivio con las autoridades locales: “Escuchar que los combates finalmente van a cesar, nos levantó el ánimo. No tenemos trabajo ni dinero, pero al menos ahora tenemos algo que nos hace felices.
Ahora se oyen risas en las calles”, relató, mientras las tensiones de años se aliviaban con pequeños momentos de alegría. La conexión de los habitantes de Yarmouk con Gaza es profunda, ya que ambos han vivido las devastadoras secuelas de los conflictos bélicos.
Entre las ruinas, recuerdos de Gaza
A pesar de la situación desesperante en la que se encuentran, los residentes de Yarmouk celebraron el alto el fuego distribuyendo dulces en las calles. Los ecos del sufrimiento de Gaza resuenan fuertemente en sus recuerdos. Para muchos, las imágenes de la devastación en Gaza evocan las propias vivencias durante la guerra civil siria, cuando el régimen de Bashar al-Assad sitió el campo y obligó a los habitantes a sobrevivir con lo mínimo, mientras veían cómo la violencia destrozaba sus vidas.
“Hemos visto lo que ha ocurrido en Gaza durante los últimos 15 meses. Recuerdo cuando no podíamos cruzar esta calle porque los francotiradores del régimen nos disparaban. Ni siquiera podíamos ir a recoger los cuerpos. Veíamos a los perros comiéndoselos, como en Gaza”, recordó Abu Hmeida. Esta comparación entre las atrocidades en Gaza y las sufridas por los palestinos en Siria es más que una reflexión; es una conexión emocional que une a las dos poblaciones, marcadas por la misma barbarie.
El cerco, la hambruna y la tortura
Durante los intensos combates en Yarmouk, el régimen de Assad impuso un bloqueo brutal al campo, cortando el suministro de alimentos, agua y electricidad. Los residentes, que no habían huido, sobrevivieron a base de hierba y vegetación silvestre, mientras la muerte por hambre se cernía sobre ellos.
Taufiq Youssef Falah, de 60 años, residente del campo, recordó cómo el ejército sirio destruyó la infraestructura del lugar, cortó los suministros básicos y robó las líneas eléctricas y de telefonía. Falah fue arrestado por los soldados del régimen, quienes lo acusaron de ser combatiente por su físico, y pasó tres años en un centro de detención donde sufrió torturas que le dejaron secuelas físicas y emocionales.
“Nos disparaban desde los helicópteros a nuestros tanques de agua en los tejados. Robaban las líneas telefónicas y las líneas eléctricas para venderlas. Todo eso lo vimos en Siria, y ahora vemos lo mismo en Gaza”, señaló Falah, quien destacó que la hambruna y el sufrimiento en Gaza son paralelos a lo que vivieron en Yarmouk durante el asedio. “No hay diferencia entre el sufrimiento en Gaza y el sufrimiento que tuvimos aquí en Siria. Sufrí como la gente en Gaza está sufriendo ahora”, agregó.
La contradicción de los «defensores de Palestina»
A pesar de las difíciles circunstancias, los residentes de Yarmouk no dejan de expresar su desconfianza hacia quienes dicen defender los derechos de los palestinos. El régimen de Assad se posicionó como parte del “eje de la resistencia” en defensa de Palestina, pero para muchos palestinos en Siria, esto era una contradicción.
“Bashar al-Assad decía que estaba con el eje de la resistencia, que ayudaba a defender Palestina. ¡Ja! Eso nunca fue así. Su comportamiento era una contradicción total”, opinó Falah. A pesar de su retórica anti-israelí, Assad no se unió a la lucha de Hezbollah contra Israel en octubre de 2023 y, en cambio, lanzó ataques aéreos contra las zonas controladas por la oposición en Siria, desplazando a más de 120,000 personas.
Un alto el fuego con esperanza y dudas
Mientras que los residentes de Yarmouk celebraron el alto el fuego en Gaza, las celebraciones fueron moderadas. Aunque algunos colgaron carteles de sus familiares muertos luchando en Gaza con el Movimiento de la Yihad Islámica Palestina, pocos ondeaban banderas palestinas. La incertidumbre política, tanto dentro de Siria como en la región, se mantiene.
“Normalmente, las facciones palestinas organizaban desfiles y celebraciones, pero ahora, el grupo dominante aquí en Siria, Hayat Tahrir al-Sham, ha congelado sus actividades. No sabemos quién está al mando ahora”, dijo Mohammed Qubsi, de 33 años, exsoldado del ejército sirio.
Sin embargo, a pesar de la incertidumbre política, los residentes de Yarmouk se mantienen optimistas respecto al futuro. “Soy optimista de que las cosas mejorarán, tanto aquí como en Gaza. Al menos, el ánimo se ha elevado”, dijo Qubsi, mientras los residentes del campo de refugiados continuaban su lucha por un futuro mejor, con la esperanza de que el alto el fuego en Gaza podría ser el primer paso hacia un cambio positivo para toda la región.
El alto el fuego en Gaza ha traído algo de alivio a los residentes del campo de refugiados de Yarmouk, quienes ven en la situación de Gaza un reflejo de su propio sufrimiento. Sin embargo, la incertidumbre persiste, tanto en Gaza como en Siria, y la paz parece aún lejana. En medio de las ruinas y la pobreza, lo único que los habitantes de Yarmouk pueden hacer es aferrarse a la esperanza de que algún día, su sufrimiento también llegue a su fin.