
THE LATIN VOX (21 de septiembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En una decisión coordinada que marca un cambio histórico en la política internacional, el Reino Unido, Canadá y Australia anunciaron este domingo el reconocimiento formal del Estado de Palestina.
Se trata de los primeros miembros del G7 en dar este paso, en un movimiento que, según analistas, podría desencadenar una ola de reconocimientos similares por parte de hasta diez países aliados de Israel.
La medida, considerada tanto simbólica como estratégica, busca mantener viva la posibilidad de una solución de dos Estados, en un contexto marcado por la guerra en Gaza y el temor de que Israel avance hacia la anexión de partes de Cisjordania.
Una cascada de reconocimientos
Portugal se sumó el mismo día, al igual que Bélgica, Francia, Luxemburgo y Malta, mientras que Nueva Zelanda y Liechtenstein preparan anuncios similares. Con estas decisiones, más de 150 Estados miembros de la ONU reconocerán oficialmente a Palestina.
El lunes, se espera que varias de estas naciones formalicen su postura durante una conferencia especial en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, coorganizada por Francia y Arabia Saudita.
El ministro de Exteriores portugués, Paulo Rangel, subrayó que “la única vía hacia una paz justa y duradera es la solución de dos Estados” y advirtió que Hamas no debe tener ningún rol en un futuro gobierno palestino.
La posición de los líderes
El primer ministro británico, Keir Starmer, afirmó que la medida busca “mantener con vida la posibilidad de paz”, subrayando que hoy no existe ni un Israel seguro ni un Estado palestino viable.
Desde Ottawa, el primer ministro Mark Carney expresó: “Canadá reconoce al Estado de Palestina y ofrece su asociación para construir la promesa de un futuro pacífico”.
En Canberra, Anthony Albanese defendió la decisión como el reconocimiento de “las legítimas y antiguas aspiraciones del pueblo palestino a tener un Estado propio”.
Riesgo de represalias israelíes
El gobierno israelí ha reaccionado con dureza, advirtiendo que podría responder con la anexión de nuevos territorios en Cisjordania, en particular en el corredor E1, un área estratégica que, de consolidarse, fragmentaría el territorio palestino y aislaría Jerusalén Este.
Esta medida podría abrir la puerta a sanciones comerciales europeas e incluso a una mayor marginación diplomática de Israel en foros internacionales, incluida la ONU.
La tensión se incrementa con la posibilidad de que Estados Unidos respalde una ofensiva contra Irán en las próximas semanas por su programa nuclear, un escenario que complicaría aún más la crisis.
Francia, motor del movimiento
El presidente Emmanuel Macron, considerado el principal impulsor del giro diplomático, advirtió en una entrevista con la televisión israelí que “el mundo se encuentra en el último minuto antes de que la solución de dos Estados se vuelva totalmente imposible”.
Macron insiste en que el reconocimiento no es un premio a Hamas, sino un intento de aislar al grupo y reforzar a una Autoridad Palestina reformada y democráticamente legitimada.
El plan francés incluye el despliegue de una fuerza internacional con mandato de la ONU para garantizar la seguridad en Gaza y la aceleración del entrenamiento de fuerzas policiales palestinas, con un estricto sistema de control.
Una apuesta frágil
El reconocimiento de Palestina por parte de estas potencias occidentales no resuelve, sin embargo, las dudas sobre la capacidad de la Autoridad Palestina para reformarse ni sobre la disposición de Israel a negociar. Washington y Tel Aviv han boicoteado la conferencia de la ONU y mantienen que el liderazgo de Mahmud Abbas carece de credibilidad.
Aún así, la presión internacional crece, alimentada por la indignación global ante la devastación en Gaza y los planes de expansión de asentamientos en Cisjordania. Como señaló el secretario general de la ONU, António Guterres: “Los Estados no deben dejarse intimidar por las amenazas de anexión”.
Una encrucijada decisiva
El giro del Reino Unido, Canadá y Australia, junto con los países europeos y árabes que acompañan el proceso, coloca al conflicto palestino-israelí en una nueva etapa de presión diplomática.
Para muchos, la decisión representa el último intento serio de rescatar la solución de dos Estados antes de que la realidad sobre el terreno la vuelva inviable.
En palabras de Macron: “El reconocimiento de Palestina no es un gesto simbólico vacío; es una advertencia de que la comunidad internacional no permitirá que se borre la posibilidad de paz del mapa”.
Crédito fotográfico: The Times of Israel