En un día marcado por la violencia, casi 100 personas perdieron la vida y cientos resultaron heridas en Bangladesh debido a las renovadas protestas contra el gobierno. Los manifestantes exigen la renuncia de la primera ministra, Sheikh Hasina, y acusan al gobierno de “sabotaje”. Para sofocar la agitación, se cortó el acceso a Internet móvil.
Las manifestaciones comenzaron como una protesta estudiantil contra el sistema de cuotas para empleos gubernamentales. Sin embargo, la situación se intensificó, y más de 200 personas murieron en los enfrentamientos. La primera ministra Hasina calificó a los manifestantes como “criminales” y pidió medidas enérgicas contra ellos.
El partido gobernante, la Liga Awami, afirmó que la oposición principal, el Partido Nacionalista de Bangladesh y el partido ahora prohibido Jamaat-e-Islami, se había apoderado de las protestas. Además, se impuso un toque de queda indefinido en todo el país, incluida la capital, Dhaka.
La violencia también afectó a las instituciones médicas, con ataques al Hospital Universitario Bangabandhu Sheikh Mujib y la quema de vehículos. Las autoridades arrestaron a más de 11,000 personas en las últimas semanas, y las escuelas y universidades cerraron en todo el país.
En un intento por desafiar al gobierno, los manifestantes llamaron a un “esfuerzo de no cooperación”, instando a la gente a no pagar impuestos ni facturas de servicios públicos y a no presentarse al trabajo. A pesar de los desafíos, oficinas, bancos y fábricas abrieron, pero los trabajadores enfrentaron dificultades para llegar a sus empleos.