En un giro inesperado, todos los cargos criminales contra tres oficiales de la Policía Provincial de Ontario (OPP) han sido retirados. Los oficiales habían sido acusados en relación con un tiroteo mortal que resultó en la muerte de un padre y su hijo pequeño en Kawartha Lakes, Ontario.
El incidente ocurrió el 26 de noviembre de 2020, durante una persecución que comenzó con un reporte de secuestro infantil y terminó con el trágico tiroteo de Jameson Shapiro, de 18 meses, y su padre William Shapiro, de 33 años. El pequeño Jameson fue encontrado sin vida en la escena, mientras que su padre falleció en el hospital días después.
Los constables Nathan Vanderheyden, Kenneth Pengelly y Grayson Cappus habían sido acusados de homicidio involuntario, descarga imprudente de un arma de fuego con intención y asalto agravado. Sin embargo, la fiscalía retiró estos cargos en un tribunal de Oshawa, argumentando que no había pruebas para refutar la versión de los hechos presentada por los oficiales.
La decisión ha generado diversas reacciones, ya que mientras algunos ven la retirada de los cargos como una vindicación de los oficiales, otros la consideran como una pérdida de justicia para las víctimas. Este caso ha resaltado la complejidad de las interacciones policiales que resultan en lesiones graves o la muerte, y ha puesto en relieve el debate sobre el uso de la fuerza por parte de la policía.