En el Reino Unido, manifestantes de extrema derecha han atacado hoteles que albergan a solicitantes de asilo después de que falsos rumores acusaran a un inmigrante musulmán de los apuñalamientos en Southport que mataron a tres niños. Estos eventos desencadenaron protestas antiinmigrantes en todo el país. La violencia, alimentada por activistas de derecha que difunden información errónea en las redes sociales, ha llevado a cientos de arrestos. El gobierno promete que los alborotadores enfrentarán “todo el peso de la ley” después de arrojar ladrillos y otros proyectiles a la policía, saquear tiendas y atacar hoteles utilizados para alojar a solicitantes de asilo.
El primer ministro británico, Keir Starmer, en el cargo por apenas un mes, ha prometido tomar medidas enérgicas contra los grupos de “matones de extrema derecha” que han desencadenado una semana de disturbios racialmente motivados y antiinmigrantes en ciudades y pueblos de Inglaterra. Casi 400 personas han sido arrestadas en los últimos días, y se esperan más detenciones.
La situación sigue siendo tensa mientras las autoridades buscan controlar la violencia y abordar las tensiones en torno a la inmigración y la xenofobia. La sociedad británica enfrenta un desafío significativo para mantener la paz y la cohesión en medio de estos disturbios sin precedentes.
Los disturbios en el Reino Unido han puesto de manifiesto las tensiones en torno a la inmigración y la desinformación en las redes sociales, y las autoridades están luchando por mantener la calma y garantizar la seguridad de todos los ciudadanos y residentes.