THE LATIN VOX (23 de octubre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En un fallo judicial significativo, Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York y exconfidente de Donald Trump, ha sido ordenado a entregar su apartamento en Nueva York, un Mercedes-Benz de los años 80 que perteneció a la famosa actriz Lauren Bacall, así como varios relojes de lujo y otros activos a dos trabajadoras electorales de Georgia a quienes difamó.
El juez Lewis Liman, del distrito sur de Nueva York, designó a Ruby Freeman y su hija Shaye Moss como las beneficiarias de estos bienes en el contexto de un caso de difamación. El magistrado le otorgó a Giuliani un plazo de siete días para hacer la entrega de estos activos, lo que marca un nuevo capítulo en la serie de litigios que han seguido a las controvertidas afirmaciones sobre el fraude electoral en las elecciones de 2020.
Freeman y Moss, quienes fueron objeto de comentarios falsos y dañinos por parte de Giuliani, han expresado que la difamación que sufrieron tuvo un impacto devastador en sus vidas personales y profesionales. El juez ha determinado que, como parte del proceso de reparación, es necesario que Giuliani ceda una parte significativa de su patrimonio.
Este caso subraya la creciente responsabilidad legal de aquellos que han hecho afirmaciones infundadas sobre la integridad del proceso electoral en Estados Unidos. A medida que se intensifican los debates sobre la desinformación y su impacto en la democracia, el fallo contra Giuliani puede sentar un precedente importante en la lucha contra la difamación en el ámbito político.
La decisión del tribunal no solo resalta las consecuencias legales para Giuliani, sino que también pone de relieve el coraje de Freeman y Moss al enfrentar a figuras poderosas y buscar justicia por los daños sufridos. La entrega de estos activos es un recordatorio de que la rendición de cuentas es fundamental en el discurso público y en la protección de los derechos individuales.
Crédito fotográfico: ADAM GRAY/AFP/Getty Images