“Ruptura cultural”: senadores de EE. UU. advierten que las relaciones con Canadá están en declive profundo

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THE LATIN VOX (22 de noviembre de 2025).- Por Daniela Medina.  

En un llamado que ha generado ondas de preocupación diplomática, varios senadores de Estados Unidos advirtieron en el Foro de Seguridad Internacional de Halifax sobre lo que describen como una “ruptura cultural” entre sus ciudadanos y los de Canadá. Según ellos, las recientes políticas comerciales y los aranceles impuestos a Canadá han erosionado no solo los lazos económicos, sino también una relación de vecindad basada en la amistad tradicional.

1. El fondo del reclamo: aranceles y decepción emocional

Durante su intervención en el foro celebrado en Halifax, el senador independiente Angus King, de Maine, señaló que más allá del daño económico que han causado los aranceles estadounidenses, le preocupa la percepción creciente entre los canadienses de que los estadounidenses ya no son sus “amigos y vecinos”, sino adversarios.

King, cuya circunscripción limita con las provincias de Nuevo Brunswick y Quebec, usó un ejemplo cotidiano para ilustrar el problema: “somos vecinos”, dijo, “pero incluso la rutina más simple, como cruzar la frontera para un corte de cabello, ya no es algo natural. Es triste ver cómo esas barreras se han construido no solo comercialmente, sino emocionalmente”.

Según el senador, los aranceles impuestos por el gobierno estadounidense han tenido un efecto simbólico muy fuerte: han resquebrajado la percepción de una relación amistosa entre los pueblos.

2. Respuestas cruzadas y acusaciones mutuas

Las opiniones expresadas por King no fueron aisladas. En el mismo evento, el senador republicano Thom Tillis, de Carolina del Norte, defendió que Estados Unidos y Canadá son parte de una familia de democracias con disputas comerciales históricas, pero advirtió sobre la responsabilidad financiera de Canadá hacia la OTAN.

Tillis criticó duramente a Ottawa por, a su juicio, no cumplir con las obligaciones económicas con la alianza militar, alegando que Canadá “aún debe más de 300 mil millones de dólares” a la OTAN. Añadió además que algunos canadienses “miraban con desdén” a Estados Unidos por su sistema de salud, pero que los norteamericanos han cumplido sus compromisos de defensa por décadas.

Por su parte, Kevin Cramer, senador republicano de Dakota del Norte, respaldó la idea de King sobre la “ruptura cultural”: afirmó que él también ve una tensión creciente, y que sus consecuencias ya se están manifestando en una reducción del turismo canadiense hacia EE. UU. “Los números están bajando porque la gente está molesta”, afirmó durante una conferencia de prensa.

3. Seguridad y defensa: una dimensión no puramente económica

El debate no quedó solo en lo comercial. En el foro de Halifax también participó Jane Harman, excongresista demócrata, quien defendió que Canadá ha comenzado a mostrar mayor compromiso con la defensa: citó el anuncio reciente del primer ministro canadiense, Mark Carney, sobre un aumento de 9 mil millones de dólares en el gasto en defensa para alcanzar el 2 % del PIB.

Sin embargo, Tillis respondió con escepticismo: dijo que promesas como esta no compensan los años de subfinanciamiento, y urgió a que se reconozcan “los déficits pasados” en el compromiso canadiense con la OTAN.

4. El peso simbólico de una “brecha cultural”

La noción de “ruptura cultural” ya no es vista por algunos senadores simplemente como una metáfora diplomática: para ellos, representa un cambio profundo en la forma en que los ciudadanos de ambos países se perciben mutuamente. King advirtió que la relación ya no es solo de socios comerciales o estratégicos, sino que ha cambiado a un estado de desconfianza.

Este sentimiento afecta, según los senadores, tanto la cooperación transfronteriza como la movilidad de personas. En lugares como Maine o Nuevo Brunswick, agregó King, las comunidades están cada vez más preocupadas por cómo esta tensión podría alterar el tejido social que ha existido por generaciones.

Además, Cramer señaló que la caída de visitantes canadienses a EE. UU. no solo afectaría a la economía local vial o turística, sino que evidencia un malestar real entre los ciudadanos de a pie.

5. Implicaciones geopolíticas y posibles caminos hacia la reconciliación

Las declaraciones en Halifax sugieren que la disputa actual va más allá de los aranceles: podría marcar un punto de inflexión en la relación Canadá–Estados Unidos, donde la cercanía histórica se ve amenazada por una erosión de la confianza cultural.

Algunos posibles escenarios y desafíos emergen:

  • Negociación renovada: Los senadores mencionaron la necesidad de volver a la mesa de diálogo. Cramer dijo que la mejor forma de restablecer la relación era retomar las negociaciones comerciales para abordar las diferencias profundas.
  • Compromiso en defensa: La presión sobre Canadá para cumplir más agresivamente con sus obligaciones de defensa podría intensificarse, sobre todo si la percepción de “no pagar lo justo” persiste en Washington.
  • Reconstrucción simbólica: Más allá de los tratados, la relación podría requerir gestos simbólicos para reconstruir el vínculo de “amistad vecinal”: intercambios culturales, iniciativas de cooperación local transfronteriza y programas para revitalizar la movilidad ciudadana podrían jugar un papel clave.
  • Riesgo de alienación: Si la brecha no se cierra, existe el peligro de un distanciamiento más profundo que vaya más allá de lo económico y que debilite la solidaridad estratégica entre ambas naciones en temas como defensa, cambio climático u otros ámbitos globales.

6. Contexto más amplio: una relación bajo tensión creciente

Estas críticas se producen en un momento delicado para las relaciones entre EE. UU. y Canadá. Los aranceles impuestos por el gobierno estadounidense han provocado dolor económico en Canadá, según reconocen los propios senadores, pero también han sembrado resentimiento.

Además, analistas han señalado que esta “ruptura cultural” podría estar vinculada a un auge del nacionalismo canadiense o al deseo de diversificar alianzas comerciales y estratégicas.

Por su parte, la administración canadiense enfrenta desafíos para responder a estas críticas: necesita demostrar que su aumento de gasto en defensa es más que promesa, y al mismo tiempo gestionar las repercusiones diplomáticas de la percepción de rechazo ciudadano hacia Estados Unidos.

Lo que comenzó como un foro sobre seguridad se ha convertido en un alerta diplomática para ambos países: según algunos senadores estadounidenses, la relación con Canadá ya no se sostiene únicamente sobre la base de intereses económicos, sino que está fracturada a nivel cultural. La advertencia de una “ruptura cultural” refleja un descontento profundo, que podría tener efectos a largo plazo si no se aborda de manera estratégica y simbólicamente significativa.

La forma en que Ottawa y Washington respondan a esta llamada de atención marcará el rumbo de su vecindad en los próximos años: ¿será este un punto de inflexión hacia un repliegue mutuo, o un momento para reconstruir la cercanía histórica con nuevos fundamentos?

Fuente: www.ctvnews.ca

Foto: www.ctvnews.ca


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