En un giro significativo en el conflicto en curso, las fuerzas rusas han lanzado un contraataque masivo contra las tropas ucranianas en la región de Kursk. Este movimiento, que incluye el uso de misiles, drones y ataques aéreos, ha sido descrito por un alto comandante ruso como una acción que ha detenido el avance ucraniano tras el mayor ataque en territorio soberano ruso desde el inicio de la guerra.
El ataque ucraniano, que comenzó hace una semana, sorprendió a las defensas rusas y permitió a las fuerzas de Kyiv penetrar profundamente en la región de Kursk. Según informes, las tropas ucranianas lograron avanzar hasta 30 kilómetros dentro del territorio ruso, capturando varias localidades y exponiendo la debilidad de las defensas fronterizas rusas. Este avance obligó a Moscú a evacuar a más de 200,000 personas y a movilizar reservas para reforzar la línea de defensa.
El Ministerio de Defensa ruso ha publicado imágenes de bombarderos Sukhoi Su-34 atacando lo que describieron como posiciones ucranianas en la región fronteriza de Kursk. Además, se han reportado intensos combates en toda la línea del frente, con las fuerzas rusas trayendo refuerzos y armamento pesado para repeler los ataques ucranianos.
El comandante de las fuerzas especiales chechenas Akhmat, el Mayor General Apti Alaudinov, declaró que “la carrera desenfrenada del enemigo ya ha sido detenida” y que los ucranianos se han dado cuenta de que su plan de blitzkrieg no ha funcionado. Sin embargo, la situación en el terreno sigue siendo incierta, con informes contradictorios sobre el control de la ciudad rusa de Sudzha, un punto estratégico clave para el tránsito de gas desde Siberia Occidental a Europa.
El gobernador interino de Kursk, Alexei Smirnov, afirmó que Ucrania controla 28 asentamientos en la región, con una incursión que se extiende unos 12 kilómetros de profundidad y 40 kilómetros de ancho. Por otro lado, Ucrania ha declarado que controla 1,000 kilómetros cuadrados de territorio ruso, más del doble de lo indicado por Smirnov.
Este contraataque ruso es una respuesta directa a la incursión ucraniana, que ha sido vista como un intento de Kyiv de mejorar su posición negociadora antes de posibles conversaciones y de frenar el avance de las fuerzas rusas en el frente. La incursión ucraniana, la más grande desde el inicio de la guerra, ha llevado a una intensificación de los combates y ha puesto de manifiesto la fragilidad de las defensas fronterizas rusas.
El conflicto en la región de Kursk representa un punto de inflexión en la guerra entre Rusia y Ucrania. Mientras las fuerzas rusas intentan recuperar el control y detener el avance ucraniano, la situación sigue siendo volátil y el futuro incierto.