En la noche previa al tercer aniversario de la invasión a gran escala de Ucrania, Rusia llevó a cabo un ataque masivo utilizando 267 drones, en su mayoría del modelo Shahed, de fabricación iraní. Este ataque, el mayor registrado hasta la fecha en términos de uso de drones, impactó varias regiones ucranianas, incluyendo Dnipró, Odesa, Poltava, Kiev y Zaporiyia. La ofensiva también incluyó el lanzamiento de misiles balísticos desde Crimea, causando la muerte de al menos un civil en Krivói Rog.
Las fuerzas de defensa aérea ucranianas lograron interceptar y destruir 138 de los drones enemigos, mientras que otros 119 fueron desviados mediante sistemas de interferencia electrónica. Sin embargo, algunos lograron evadir la defensa aérea y alcanzaron objetivos estratégicos, causando daños en infraestructuras civiles y militares, así como apagones en distintas áreas. Este ataque marca una nueva escalada en el conflicto y evidencia el creciente uso de drones por parte de Rusia como un elemento clave en su estrategia militar.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, condenó el ataque, calificándolo de «terror aéreo» y enfatizó la urgencia de recibir más apoyo internacional para fortalecer la defensa aérea del país. Ucrania ha solicitado a sus aliados occidentales sistemas adicionales de misiles antiaéreos y mayor cooperación en inteligencia para contrarrestar estos ataques masivos. La comunidad internacional, incluida la OTAN y la Unión Europea, ha expresado su preocupación por la escalada del conflicto y ha reiterado su apoyo a Kiev.
Este ataque se produce en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas. En Estados Unidos, el expresidente Donald Trump ha hecho declaraciones en las que sugiere un posible acercamiento con Rusia, mientras que el Kremlin, por su parte, ha reafirmado su compromiso de continuar con las operaciones militares en territorio ucraniano. En Moscú, el presidente Vladímir Putin elogió el desempeño de las fuerzas rusas y prometió intensificar los esfuerzos bélicos en la región.
La situación sigue evolucionando y se espera que en los próximos días haya nuevas respuestas diplomáticas y militares. Mientras tanto, Ucrania sigue resistiendo, adaptando sus estrategias defensivas y solicitando más asistencia internacional para contrarrestar la amenaza aérea rusa.