Rusia y China: Una amistad antigua que genera nuevas amenazas a nivel mundial

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THE LATIN VOX (1 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

A medida que nos adentramos en 2025, la creciente relación entre China y Rusia está marcando uno de los puntos más críticos de la geopolítica global. Han pasado casi tres años desde que Xi Jinping y Vladimir Putin declararon una amistad sin límites, justo antes de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. Sin embargo, desde ese momento, el entusiasmo retórico inicial ha disminuido.

El lenguaje de la «amistad sin límites» fue rápidamente abandonado, probablemente a instancias de Pekín. En una visita de Putin a China en mayo de 2024, el presidente ruso destacó que su relación con Xi era «tan cercana como la de hermanos». Sin embargo, Xi, con un tono más reservado, se refirió a Putin como «un buen amigo y un buen vecino». Pekín ha sido muy claro en no corresponder la descripción de Putin sobre China como un aliado.

A pesar de estos matices, la relación entre ambos países sigue expandiéndose en áreas clave como la economía, la política y la cooperación militar. Esto ha generado alarma en Occidente, que considera que la alianza sino-rusa representa «la mayor amenaza para los intereses nacionales vitales de Estados Unidos en los últimos 60 años», según el Consejo de Relaciones Exteriores de EE.UU.

En los últimos doce meses, ha habido una actividad militar conjunta sin precedentes entre las fuerzas de ambos países, aunque parece que el objetivo principal ha sido más mostrar su poder combinado que perseguir una interoperabilidad similar a la de las alianzas occidentales.

Una nueva guerra fría: La emergencia de un Eje Sino-Ruso

La confrontación entre Occidente y un eje liderado por China y Rusia, que ahora incluye a Irán y Corea del Norte, evoca ecos preocupantes de la Guerra Fría. En un escenario de creciente rivalidad, los temores de una guerra nuclear se han reavivado. Un conflicto potencial en Taiwán, que sustituye a la Cuba de la era de los 60, podría ser el desencadenante de una escalada global.

El presidente Joe Biden ha tratado de definir esta confrontación como una lucha mundial entre una alianza de democracias y las autocracias del mundo. Sin embargo, la relación de Washington con aliados clave como Arabia Saudita y la postura ambigua de países como la India, que se niega a tomar partido sobre Ucrania, complican esta narrativa.

Los límites de la relación Sino-Rusa: Intereses y rivalidades

Existen evidencias de que, a pesar de su aparente camaradería, la relación entre China y Rusia tiene límites, especialmente en lo que respecta a la guerra en Ucrania. China ha sido reacia a proporcionar armas y municiones a Rusia, aunque su apoyo indirecto sigue siendo clave, especialmente en términos de exportaciones de petróleo. Además, las empresas rusas han reportado obstáculos crecientes en sus negocios con China, a medida que los bancos chinos ajustan sus operaciones debido a las amenazas de sanciones occidentales.

Las diferencias en los intereses estratégicos de ambos países también son evidentes. Mientras que Rusia, bajo Putin, actúa como un actor disruptivo, China, bajo Xi Jinping, busca moldear el orden internacional de acuerdo con sus propios intereses. Según el historiador Sergey Radchenko, esta relación no es una alianza en el sentido clásico, sino una alineación pragmática basada en intereses compartidos, amenazas comunes y rivalidades mutuas.

El retorno de Trump y la fragilidad de la Alianza Occidental

La posible reelección de Donald Trump ha añadido incertidumbre al escenario global. Trump, conocido por su postura belicista hacia China y su admiración por Putin, podría reorientar la política exterior de Estados Unidos, favoreciendo a Moscú en detrimento de Pekín. Sin embargo, la dinámica actual entre ambos países difiere de la que existía durante la Guerra Fría, cuando la ruptura sino-soviética llevó a la distensión con Pekín. Hoy, Rusia parece decidida a aprovechar cualquier ventaja que Washington le ofrezca sin romper su relación con China.

El debilitamiento de la alianza transatlántica y los crecientes desafíos internos de las democracias occidentales están alimentando la confianza de Moscú y Pekín. Pero también es cierto que ambas potencias enfrentan dificultades internas. La economía china, que había crecido de manera deslumbrante, ahora enfrenta retos significativos, lo que ha generado especulaciones sobre la posibilidad de que China busque invadir Taiwán como una forma de consolidar el nacionalismo. Por su parte, la guerra en Ucrania ha revelado las limitaciones militares y económicas de Rusia, mientras que los reveses sufridos por Irán en Siria muestran las vulnerabilidades del régimen de Teherán.

El mundo multipolar de 2025: Desafíos globales y la nueva realidad geopolítica

Este nuevo contexto global recuerda a algunos analistas el colapso del orden mundial de los años 30, más que a las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. La violencia en los conflictos bélicos ha aumentado significativamente en los últimos cinco años, y algunos expertos advierten que podríamos estar entrando en una «nueva normalidad» de guerra. En este nuevo mundo multipolar, potencias como India, Sudáfrica, Turquía e Indonesia siguen sus propios caminos con más determinación que nunca.

En este escenario, las interdependencias económicas se han incrementado. A pesar de los esfuerzos por reducir la dependencia de China a través de políticas como el desacoplamiento o la des-riesgificación, el gigante asiático sigue siendo un actor clave en la economía global. Sin embargo, las sanciones impuestas a Rusia han superado las expectativas de lo que se creía posible, lo que ha forzado a Moscú a buscar nuevas formas de integrarse en la economía global.

La necesidad de cooperación en temas globales cruciales, como el cambio climático, es innegable, pero los intereses nacionales a menudo socavan estos esfuerzos. A medida que las divisiones en el mundo se profundizan, el desafío para los líderes internacionales será evitar una espiral de escalada que solo traería más caos y destrucción.

El 2025 se perfila como un año decisivo en este complejo tablero geopolítico, con el eje sino-ruso redefiniendo la dinámica de poder global y la necesidad de nuevas estrategias para evitar una confrontación destructiva entre las grandes potencias.

Crédito fotográfico: Mikhail Tereshchenko / AFP – Getty Images


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