
THE LATIN VOX (24 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En medio de una guerra que se prolonga sin un horizonte claro de resolución, los gobiernos de Rusia y Ucrania volvieron a reunirse este miércoles en Estambul para discutir una posible salida al conflicto.
Aunque el encuentro fue breve —apenas 40 minutos—, ambas partes lograron pactar un nuevo intercambio de prisioneros de guerra. Sin embargo, las posiciones sobre un alto el fuego o una cumbre entre líderes siguen tan distantes como el primer día.
Rustem Umerov, jefe negociador ucraniano, resumió la situación con crudeza: “Hay avances en el plano humanitario, pero ningún progreso en el cese de hostilidades”. A pesar de ello, Ucrania propuso una reunión cara a cara entre el presidente Volodímir Zelenskyy y su homólogo ruso, Vladímir Putin, antes de que finalice agosto.
“La aceptación de esta propuesta sería una muestra clara del compromiso de Rusia con una solución constructiva”, subrayó Umerov.
Pero del otro lado de la mesa, el mensaje fue menos conciliador. Vladimir Medinsky, representante del Kremlin, descartó que ese encuentro tenga sentido si no es para firmar un acuerdo previamente pactado. “No se trata de discutir todo desde cero”, dijo.
En su lugar, Moscú volvió a proponer una serie de treguas breves —de 24 a 48 horas— para permitir la recuperación de cuerpos en el frente, algo que Kyiv considera insuficiente frente a su demanda de un alto el fuego prolongado.
Intercambios humanitarios: Una rareza entre el fuego cruzado
Donde sí hubo entendimiento fue en los intercambios de prisioneros. Según Medinsky, se acordó liberar al menos 1.200 prisioneros de cada lado, además del ofrecimiento de Rusia para entregar los restos de otros 3.000 soldados ucranianos. Umerov confirmó que espera “más avances” en esta vía humanitaria y reiteró la exigencia de liberar a civiles detenidos ilegalmente, incluidos niños.
Uno de los temas más sensibles —y polémicos— de las negociaciones es el de los menores ucranianos supuestamente deportados por Rusia. Kyiv afirma que al menos 19.000 niños han sido llevados por la fuerza a territorio ruso. Moscú lo niega y asegura que los menores están siendo protegidos tras quedar separados de sus familias por la guerra.
“Algunos ya han sido devueltos. Si se encuentran sus padres o representantes legales, volverán a casa de inmediato”, declaró Medinsky.
La sombra de Trump y un calendario cada vez más ajustado
La fecha propuesta por Ucrania para una reunión entre Zelenskyy y Putin —antes de finales de agosto— no es casual. Coincide con el plazo impuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien amenazó con duras sanciones a Rusia y a quienes compren sus exportaciones si no se alcanza un acuerdo de paz en los próximos 50 días.
No obstante, desde Moscú la presión de Washington parece no hacer mella. Fuentes cercanas al Kremlin aseguraron a Reuters que Putin no tiene intención de ceder ante “ultimátums externos” y que está dispuesto a mantener el conflicto mientras Occidente no acepte sus condiciones para la paz. De hecho, advierten que sus demandas territoriales podrían incluso ampliarse conforme avanza el ejército ruso.
En este contexto, el Kremlin ha dejado claro que no considera a Zelenskyy un interlocutor legítimo, argumentando que su mandato de cinco años ya expiró y que no se celebraron nuevas elecciones debido a la ley marcial vigente en Ucrania.
Estambul: Breve diálogo, grandes silencios
El encuentro en Estambul fue el más corto hasta la fecha, incluso más breve que las reuniones previas del 16 de mayo y el 2 de junio, que juntas no sumaron ni tres horas. Lejos de la esperanza de un viraje hacia el diálogo, el tono general fue el de una tregua frágil en lo humanitario y un abismo político aún insalvable.
La guerra sigue su curso, con miles de vidas en juego y una diplomacia atrapada en arenas movedizas. Por ahora, la paz sigue siendo una palabra lejana, mientras la realidad en el campo de batalla impone su propio ritmo.
Crédito fotográfico: Al Jazeera