
THE LATIN VOX (5 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
A sus 21 años, Savannah Sutherland no solo corre rápido: deja una estela de récords allá por donde pasa.
Nacida en el pequeño pueblo de Borden, en la provincia canadiense de Saskatchewan, esta joven atleta se ha convertido en una de las nuevas figuras del atletismo mundial, con un 2025 que ya la ha coronado como una estrella en ascenso en los 400 metros con vallas.
La temporada de Sutherland cerró su etapa universitaria de forma histórica: 52.46 segundos en la final de los campeonatos de la NCAA en Oregón, marcando el tiempo más rápido en la historia del evento universitario, el récord canadiense y el noveno mejor tiempo de todos los tiempos a nivel mundial.
Con ese crono, Sutherland no solo superó su propia marca nacional (53.08), sino que también destronó el récord de la NCAA que ostentaba la legendaria Sydney McLaughlin-Levrone, actual campeona olímpica y número uno del mundo. Ambas son ahora las únicas mujeres en la historia universitaria estadounidense que han bajado de los 53 segundos en esta prueba.
«Es surrealista que mi nombre aparezca junto al de Sydney», confesó Sutherland a CBC Sports. “Ella es la mejor de todos los tiempos. Creo que nunca terminaré de asimilarlo.”
De Borden al mundo
Con apenas 300 habitantes, el pueblo natal de Sutherland no parece el lugar donde nacen las estrellas del atletismo. Sin embargo, su comunidad unida fue parte fundamental de su ascenso.
«En Borden todos saben lo que pasa en la vida del otro. A veces eso es una bendición, a veces no tanto. Pero para mí fue clave», dice entre risas. “Me motivaba representar a todos los que me apoyaban. No corría solo por mí.”
Sutherland empezó siguiendo los pasos de su hermano mayor, Cole, quien ganó un campeonato provincial en lanzamiento de disco. “Quería hacer lo que él hacía. Y terminé encontrando mi pasión”, recuerda.
Fue en un encuentro escolar en 2016 cuando un entrenador local le sugirió asistir a un campamento de verano. Esa simple invitación terminó llevándola a competir en el nacional sub-16, donde descubrió por primera vez los bloques de salida y compró sus primeras zapatillas de clavos.
Las vallas, sin embargo, no fueron amor a primera vista. “No quería hacerlas. Mi entrenador me convenció diciéndome: ‘Inténtalo en dos competencias, y si no te gusta, no lo haces más’”, recuerda. Ganó ambas. Y el resto es historia.
De París a Tokio: el impulso olímpico
El verano pasado, Savannah Sutherland debutó en los Juegos Olímpicos de París, donde se convirtió en la canadiense más joven en llegar a una final olímpica de atletismo. Terminó séptima, pero lo que ganó fue aún más valioso: confianza.
“Llegar a la final me hizo darme cuenta de que sí pertenezco a ese nivel. Que merezco estar en esa pista, compitiendo con las mejores”, afirma. “Ahora que tengo el noveno mejor tiempo de la historia, siento que cualquiera que esté en la pista… yo también merezco estar ahí.”
Ese rendimiento y mentalidad la llevaron a recibir el reconocimiento como Atleta Femenina del Año en Pista al Aire Libre de la NCAA, siendo la primera deportista de la Universidad de Michigan —una institución históricamente enfocada en pruebas de fondo— en lograrlo.
Más allá de las medallas: familia y propósito
Entre carreras, Sutherland se toma un merecido descanso en Borden. No todo es atletismo: desde febrero, es tía de un bebé de cinco meses, y pasa tiempo con su familia siempre que puede. Lleva consigo un amuleto especial: un colgante plateado de San Cristóbal, patrón de los viajeros, que besa antes de cada carrera.
“Cada vez que estoy en los bloques, lo miro y me recuerdo a quién estoy representando. Me centra. Me conecta con mis raíces.”
El próximo gran reto: Tokio 2025
Con los Campeonatos Mundiales de Atletismo en el horizonte, Sutherland mantiene los pies en la tierra. Primero vendrán los Nacionales canadienses, pero su mirada está puesta en la gran cita en Tokio, este septiembre.
«Mi objetivo principal es volver a estar en la final», afirma con humildad. “Es un evento muy competitivo y con vallas, cualquier cosa puede pasar. Solo quiero seguir avanzando. Si mejoro lo del año pasado, eso ya es una victoria.”
Savannah Sutherland corre por ella, por su familia, por su comunidad… y ahora también por su país, que ve en esta joven de paso firme y mirada serena una esperanza olímpica. En cada zancada, va rompiendo barreras —físicas, mentales y simbólicas—, demostrando que no importa de dónde vengas, sino cuán lejos estás dispuesto a correr.
Crédito fotográfico: Grace Beal /The Michigan Daily