
THE LATIN VOX (28 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un giro inesperado de los acontecimientos políticos en Serbia, el primer ministro, Igor Vučević, presentó su renuncia tras una ola de protestas estudiantiles que se extendieron por todo el país.
La dimisión se produce después de un violento incidente ocurrido en Novi Sad, donde un grupo de estudiantes fue atacado, resultando en una mujer gravemente herida, lo que generó una creciente presión social y política sobre su gobierno.
Durante una conferencia de prensa en Belgrado, Vučević defendió los logros de su administración, pero reconoció que el país «parecía estar estancado», citando especialmente las secuelas del trágico colapso de un techo de concreto en la estación de tren de Novi Sad el año pasado.
Este accidente, que causó varias muertes, marcó un punto de quiebre en la relación del gobierno con una parte significativa de la sociedad serbia, exacerbando las divisiones internas.
El ataque a los estudiantes y el creciente descontento
El detonante inmediato de la renuncia fue un ataque violento contra estudiantes en Novi Sad, ocurrido la noche anterior. Según los informes de los medios estatales, los jóvenes habían colocado pegatinas y graffiti anti-gubernamentales frente a una oficina del Partido Progresista de Serbia (SNS), lo que desató el altercado.
La protesta estudiantil, que había sido pacífica hasta el momento, se tornó violenta, dejando a una mujer con heridas graves. La joven fue hospitalizada, pero optó por abandonar el centro médico a su propio pedido.
El primer ministro condenó el ataque enérgicamente y expresó su expectativa de que los responsables fueran detenidos. No obstante, también insinuó que las protestas estudiantiles recibían apoyo de «potencias extranjeras», sin presentar pruebas concretas.
Esta acusación levantó más controversia, especialmente en un contexto donde las tensiones internas sobre la gestión del gobierno y la crisis social parecían estar escalando rápidamente.
Divisiones en la sociedad y la renuncia de Vučević
Vučević lamentó las «profundas divisiones en nuestra sociedad» que, según él, habían sido alimentadas por los eventos recientes. Señaló que el país aún no se había recuperado completamente del trauma provocado por el colapso del techo en Novi Sad, un suceso que puso en tela de juicio la capacidad del gobierno para gestionar infraestructuras vitales para la seguridad pública.
A pesar de su defensa de la gestión gubernamental, admitió que el ambiente de polarización y el desencanto popular requerían una solución urgente.
En su discurso, el primer ministro enfatizó que si había alguna esperanza de restaurar el diálogo social, este debía ser el momento para hablar y buscar una salida pacífica a la crisis. La renuncia de Vučević no solo refleja la presión interna sino también la creciente frustración de los jóvenes y sectores opositores que ven en el gobierno una incapacidad para abordar los problemas urgentes del país.
¿Qué sigue para Serbia?
La renuncia de Vučević no significa necesariamente un cambio inmediato en el poder. El gobierno actual permanecerá en funciones hasta que se forme un nuevo gabinete o se convoque a elecciones anticipadas. El presidente serbio, Aleksandar Vučić, deberá tomar una decisión sobre los pasos a seguir dentro de los próximos 30 días, lo que deja abierta la posibilidad de un ajuste político significativo en el país.
La situación de Serbia está marcada por una creciente falta de confianza en las instituciones, sobre todo entre los jóvenes que, a través de las protestas estudiantiles, han expresado su descontento con el sistema político vigente. Con el gobierno de Vučević en retirada, queda por ver si las tensiones sociales se resolverán mediante un nuevo liderazgo o si la crisis política se profundizará aún más.
El futuro de Serbia parece incierto, con un panorama político marcado por la polarización, la lucha por el poder y una sociedad que demanda respuestas más efectivas a los problemas que la aquejan. En este contexto, la renuncia de Vučević es solo el comienzo de un proceso que podría redefinir el rumbo del país en los próximos meses.
Crédito fotográfico: Oliver Bunic/AFP via Getty Images