
THE LATIN VOX (20 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
Un grupo de altos diplomáticos estadounidenses ha llegado a Damasco en una histórica misión oficial, la primera desde los primeros días de la brutal guerra civil siria, que comenzó en 2011. Esta visita se produce poco después de la caída inesperada del presidente Bashar al-Assad, que hasta hace poco llevaba más de dos décadas al mando del país.
El objetivo de la delegación, liderada por Barbara Leaf, responsable de Medio Oriente en el Departamento de Estado, es explorar la posibilidad de fomentar un camino moderado e inclusivo para Siria y obtener información sobre los ciudadanos estadounidenses desaparecidos, incluyendo al periodista Austin Tice, quien fue secuestrado en 2012.
La misión diplomática también se reunirá con los líderes de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo islamista vinculado a Al-Qaeda, designado como terrorista por Estados Unidos. A pesar de esta clasificación, la delegación estadounidense busca un diálogo directo con los dirigentes de HTS, quienes han logrado tomar el control de varias zonas del norte de Siria tras la caída de Assad.
Según el Departamento de Estado, los diplomáticos hablarán con los sirios sobre su visión para el futuro del país y cómo los Estados Unidos pueden apoyar en ese proceso.
Entre los miembros destacados de la delegación se encuentra Daniel Rubinstein, un veterano diplomático estadounidense con amplia experiencia en el mundo árabe, quien ha sido designado para liderar el compromiso con Siria. También acompaña a la misión Roger Carstens, el funcionario estadounidense responsable de los rehenes, quien ha estado buscando pistas sobre el paradero de Austin Tice, un periodista estadounidense que desapareció en Siria en agosto de 2012.
Este viaje ocurre una semana después de que el secretario de Estado, Antony Blinken, confirmara que Estados Unidos ha estado en contacto directo con HTS durante su gira por los países vecinos de Siria. Durante las conversaciones en la estación jordaniana de Aqaba, potencias occidentales y árabes, junto con Turquía, hicieron un llamado conjunto para un gobierno inclusivo, no sectario y representativo que respete los derechos de todas las comunidades sirias.
El líder de HTS, Ahmed al-Sharaa, antes conocido como Abu Mohammed al-Jolani, ha adoptado un tono conciliatorio tras la caída de Assad, abogando por la unidad de Siria, la protección de las minorías y la disolución de las facciones rebeldes. Sin embargo, el gobierno estadounidense se muestra cauteloso, y Blinken ha advertido que es demasiado pronto para evaluar la sinceridad de Jolani. Según Blinken, cualquier alivio en las sanciones dependerá de las acciones concretas del grupo.
La situación es compleja y está llena de incertidumbre. El presidente electo Donald Trump ha dejado claro que no desea un involucramiento estadounidense profundo en Siria, lo que añade otro factor de tensión en las discusiones sobre el futuro del país. Trump ha calificado la caída de Assad como un «despojo hostil» por parte de Turquía, país que ha apoyado a HTS y se opone firmemente a la alianza de Washington con los combatientes kurdos sirios, que han sido cruciales en la lucha contra el Estado Islámico.
A nivel internacional, varios actores clave se han movido rápidamente tras la caída de Assad para reavivar la diplomacia en Siria. Este cambio de rumbo diplomático se produce en un contexto mundial marcado por la crisis migratoria originada por la guerra, que ha tenido profundas repercusiones en la política interna de muchas naciones occidentales.
Recientemente, Sharaa se reunió con el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pederson, y con una delegación alemana, mientras que diplomáticos franceses regresaron a Damasco, izando la bandera tricolor en la embajada por primera vez desde 2012. Estados Unidos, por su parte, mantiene cerrada su embajada en Damasco desde 2012 y no ha hecho movimientos inmediatos para reabrirla, siendo la República Checa la encargada de representar los intereses estadounidenses en Siria.
La visita de los diplomáticos estadounidenses marca un punto de inflexión en la diplomacia internacional sobre Siria. En un momento en que el país se encuentra en una encrucijada, la intervención de potencias extranjeras podría jugar un papel decisivo en la configuración del futuro de Siria y en la estabilidad de toda la región. Sin embargo, como bien advirtió Blinken, «no hay garantías» de que el cambio en Siria sea positivo, y es probable que la situación continúe siendo volátil, dependiendo de las acciones de los actores clave en el conflicto.
Crédito fotográfico: AFP