THE LATIN VOX (5 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
La guerra civil en Siria, que ha devastado el país durante más de una década, ha entrado en una nueva fase de intensificación con los rebeldes islamistas rodeando la estratégica ciudad de Hama, un bastión crucial para el régimen de Bashar al-Assad.
A tan solo unos kilómetros de la ciudad, los combatientes opositores han avanzado rápidamente desde el pasado 27 de noviembre, tras una ofensiva relámpago que logró arrebatarles a las fuerzas del presidente el control de áreas clave, incluida la ciudad de Alepo, que hasta entonces había permanecido bajo dominio gubernamental.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), los rebeldes han logrado rodear la ciudad de Hama «por tres lados», acercándose a tan solo 3 a 4 kilómetros de sus alrededores. Con Hama en peligro de caer en manos opositoras, las fuerzas leales al gobierno de Assad se encuentran ahora con solo una ruta de escape hacia el sur, en dirección a Homs. La ciudad, situada en el centro de Siria, es considerada vital para la defensa de la capital, Damasco, y su caída podría significar un golpe devastador para el régimen.
La ofensiva rebelde ha sido liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo islamista vinculado a al-Qaeda, que ha mostrado un grado de organización y determinación creciente. En los últimos días, su líder, Abu Mohammad al-Jolani, visitó la famosa ciudadela de Alepo, donde se mostró junto a sus seguidores en un acto simbólico de victoria.
Sin embargo, los combates en Hama han sido especialmente intensos, con fuertes enfrentamientos y bombardeos continuos que afectan a la población civil. Wassim, un conductor de 36 años que vive en Hama, describió los sonidos de la guerra como «realmente aterradores», y expresó su desesperanza al afirmar que no tiene otro lugar adonde huir.
Mientras tanto, el régimen de Assad ha respondido con una feroz contraofensiva, enviando grandes convoyes militares hacia Hama, cargados con tanques, municiones y soldados. Las fuerzas sirias han contado con el apoyo de la aviación conjunta de Rusia y Siria, que ha intensificado los ataques aéreos para repeler el avance rebelde. No obstante, el hecho de que los combatientes rebeldes estén rodeando la ciudad ha complicado las operaciones militares del gobierno.
En este contexto, la situación humanitaria se está agravando rápidamente. La ONU reportó que más de 115,000 personas han sido desplazadas en el norte de Siria debido a los recientes enfrentamientos, principalmente en Idlib y Alepo.
La violencia ha dejado al menos 704 muertos, de los cuales 110 son civiles, según el Observatorio. Organizaciones como Human Rights Watch han expresado su preocupación por el riesgo que enfrentan los civiles en medio de este repunte de violencia, advirtiendo sobre las posibles violaciones de derechos humanos tanto por parte de los rebeldes como del gobierno sirio.
Este nuevo ciclo de violencia tiene sus raíces en un conflicto que, a pesar de la intervención de actores internacionales como Rusia, Irán y Turquía, nunca fue realmente resuelto. Los analistas coinciden en que la guerra estaba condenada a resurgir debido a las profundas divisiones internas y la falta de un acuerdo político duradero.
HTS, uno de los actores más poderosos en el actual frente rebelde, es conocido por su estructura altamente ideológica y su capacidad para movilizar recursos rápidamente. Sin embargo, algunos expertos advierten que la expansión de su control territorial podría exceder sus capacidades logísticas y de gobernanza, lo que podría llevar a un rápido colapso de su administración en las zonas que conquisten.
El respaldo internacional al régimen de Assad, particularmente de Rusia e Irán, ha sido crucial para mantener su poder a lo largo del conflicto, aunque ambos actores están actualmente involucrados en sus propios desafíos geopolíticos.
Por otro lado, Turquía, que apoya a los opositores de Assad, continúa siendo un actor clave en la dinámica regional. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con creciente alarma la situación, temiendo que la escalada de la violencia pueda tener consecuencias más amplias en la estabilidad de la región.
A medida que los rebeldes se acercan a Hama y las fuerzas de Assad luchan por mantener su control sobre la ciudad, la incertidumbre sobre el futuro de Siria sigue siendo total. La guerra civil parece estar lejos de llegar a su fin, y los civiles atrapados en este conflicto continúan siendo los principales sufridores de esta guerra sin fin.
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