
En un acontecimiento clave para la reconfiguración política de Medio Oriente, Ahmed al-Sharaa, presidente del gobierno transicional de Siria, ha llegado a Arabia Saudita en su primer viaje al extranjero desde su nombramiento la semana pasada.
Durante su visita, se reunió con el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman (MBS), consolidando el acercamiento entre ambas naciones tras la caída del régimen de Bashar al-Assad.
El encuentro, que tuvo lugar en Riad, fue ampliamente cubierto por la Agencia de Prensa Saudita (SPA), que mostró imágenes de al-Sharaa estrechando la mano de MBS. A su llegada al aeropuerto internacional Rey Khalid el domingo, el nuevo presidente sirio fue recibido por el vicegobernador de la región de Riad, el príncipe Mohammed bin Abdulrahman bin Abdulaziz.
Junto a al-Sharaa estuvo presente el ministro de Asuntos Exteriores de Siria, Asaad al-Shaibani, quien también participó en las conversaciones. Según declaraciones posteriores al encuentro, al-Sharaa destacó la «genuina voluntad de Arabia Saudita de apoyar a Siria en la construcción de su futuro», señalando que en la reunión se abordaron planes de cooperación en sectores clave como la energía, la tecnología, la educación y la salud.
La visita de al-Sharaa a Riad no es solo un gesto diplomático, sino también un intento de fortalecer el reconocimiento internacional de su gobierno y garantizar el respaldo de uno de los actores más influyentes en la región.
Según Osama Bin Javaid, analista de Al Jazeera, la elección de Arabia Saudita como el primer destino de al-Sharaa «subraya la importancia que el nuevo liderazgo sirio otorga a su relación con Riad».
Desde la destitución de Bashar al-Assad el pasado 8 de diciembre, tras un rápido avance de la oposición, la nueva administración siria ha buscado desesperadamente obtener legitimidad en la comunidad internacional y lograr el levantamiento de las sanciones económicas impuestas por Occidente.
Sin embargo, el pasado de al-Sharaa, quien fue vinculado en algún momento con grupos extremistas como al-Qaeda, ha generado reservas en ciertos sectores internacionales respecto a su liderazgo.
Arabia Saudita ha jugado un papel clave en la transición política de Siria. El mes pasado, el ministro de Asuntos Exteriores saudita, el príncipe Faisal bin Farhan, visitó Damasco y reafirmó el compromiso de su país de trabajar con Europa y Estados Unidos para aliviar las sanciones económicas impuestas sobre Siria.
Fuentes diplomáticas indican que el objetivo principal de al-Sharaa en esta visita es reforzar esa promesa y asegurar el máximo apoyo posible para la reconstrucción de la infraestructura siria, así como de sus instituciones gubernamentales.
En declaraciones previas a Al Arabiya TV, al-Sharaa afirmó que Arabia Saudita «jugará un papel fundamental en la reconstrucción de Siria» y que existe «una gran oportunidad de inversión para todos los países vecinos».
La visita de al-Sharaa a Arabia Saudita también simboliza un giro en la política exterior de Siria, alejándola de la esfera de influencia de Irán y Rusia, aliados clave del depuesto Bashar al-Assad. Este cambio en la orientación geopolítica de Siria abre nuevas oportunidades para la cooperación regional, pero también plantea desafíos en cuanto a la estabilidad y el equilibrio de poder en Medio Oriente.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa de cerca estos movimientos. La reciente visita del emir de Qatar, Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani, a Damasco marcó el primer viaje de un líder árabe a Siria desde la caída de al-Assad, lo que indica que otros países de la región también están reevaluando su postura respecto a la nueva administración siria.
El futuro de Siria sigue siendo incierto, pero con el respaldo de Arabia Saudita y otros países del Golfo, el gobierno de al-Sharaa busca consolidar su legitimidad y abrir un nuevo capítulo en la historia del país.