SpaceX, la empresa de exploración espacial fundada por el multimillonario Elon Musk, realizó el segundo vuelo de prueba de su nuevo cohete Starship el miércoles, pero el aterrizaje no salió según lo planeado. El Starship SN9, una nave espacial reutilizable diseñada para llevar a humanos y cargas a la Luna y Marte, se elevó a unos 10 kilómetros de altura desde la base de SpaceX en Texas, impulsado por tres motores Raptor.
La nave realizó una serie de maniobras en el aire, incluyendo una inclinación horizontal para simular una reentrada atmosférica. Sin embargo, cuando intentó volver a una posición vertical para aterrizar, uno de los motores no se encendió y el Starship se estrelló contra el suelo, provocando una enorme explosión.
Este fue el segundo intento fallido de SpaceX de hacer aterrizar el Starship, después de que el prototipo SN8 sufriera un destino similar en diciembre. A pesar de los contratiempos, Musk se mostró optimista y dijo que estos vuelos de prueba son valiosos para recopilar datos y mejorar el diseño del cohete. El Starship es el proyecto más ambicioso de SpaceX, que espera enviar misiones tripuladas a la Luna en 2023 y a Marte en la década de 2030.