La reciente imposición de aranceles del 25% a las importaciones de automóviles por parte del presidente Donald Trump ha generado repercusiones significativas en la industria automotriz. Stellantis, fabricante de marcas como Jeep y Chrysler, anunció la suspensión temporal de 900 trabajadores en cinco instalaciones en Estados Unidos. Además, la empresa detuvo la producción en sus plantas de Windsor, Canadá, y Toluca, México.
La planta de Toluca cesará operaciones del 4 de abril al 4 de mayo, mientras que la de Saltillo ya había pausado actividades previamente. Estas interrupciones afectan a empleados en Michigan e Indiana, aunque no se han planificado despidos en México.
En respuesta a los aranceles, Stellantis extendió los descuentos para empleados al público general en modelos selectos de 2024, incluyendo vehículos populares de Jeep, Ram y Dodge. Esta estrategia busca incentivar las ventas en un mercado afectado por las tensiones comerciales.
La industria automotriz en su conjunto enfrenta desafíos debido a estas políticas arancelarias. Empresas como Ford y General Motors están implementando diversas medidas para mitigar el impacto, desde programas de precios especiales hasta ajustes en la producción y la fuerza laboral.
Estas decisiones subrayan la volatilidad del entorno comercial actual y la necesidad de que las empresas automotrices se adapten rápidamente a las cambiantes políticas económicas.
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