En un desarrollo alarmante, la frontera entre Israel y Líbano ha sido testigo de un aumento significativo en la actividad militar. Tanques y aviones de combate israelíes se han movilizado en la región, marcando un punto crítico en las tensiones que han estado latentes durante casi dos décadas. Este movimiento se produce en medio de crecientes temores de una invasión terrestre a gran escala, una posibilidad que tanto Israel como Hezbollah habían evitado desde el conflicto de 2006.
En los últimos días, campos que antes estaban llenos de tanques israelíes se han vaciado, con casi toda la fuerza de combate preparándose para moverse. Helicópteros y aviones de combate han sobrevolado la frontera, acompañados por el sonido constante de la artillería y explosiones ocasionales. La situación ha alcanzado un punto de ebullición, con informes de que las tropas israelíes han avanzado hacia la frontera, y una invasión a gran escala parece inminente.
El ejército israelí ha movilizado dos brigadas de reserva para sus operaciones en la frontera norte, aumentando aún más las preocupaciones de un conflicto inminente. Mientras tanto, Hezbollah ha intensificado sus ataques, lanzando misiles antitanque hacia Israel casi a diario, lo que ha provocado respuestas con artillería, aviones de combate y helicópteros de ataque por parte de las fuerzas israelíes.
Ambos lados han sufrido bajas civiles esta semana, lo que ha aumentado los temores de que la violencia en esta frontera pueda salirse rápidamente de control. La comunidad internacional ha instado a la moderación, pero la situación sigue siendo extremadamente volátil, con el riesgo de una escalada a gran escala que podría tener consecuencias devastadoras para la región.