
THE LATIN VOX (15 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Washington DC vive días de tensión política y social tras la intervención directa de la Casa Blanca en su seguridad pública.
El presidente Donald Trump afirmó el jueves que la criminalidad en la capital estadounidense “es la peor de su historia”, declaraciones que contrastan con los datos oficiales, que muestran que los delitos violentos alcanzaron en 2024 su nivel más bajo en tres décadas.
Las palabras de Trump llegan en medio de un despliegue masivo de seguridad: casi 800 efectivos de la Guardia Nacional han comenzado a patrullar las calles junto a agentes federales, después de que el presidente ordenara una toma de control de la policía metropolitana (MPD).
El Departamento de Defensa confirmó que unos 200 miembros de la Guardia Nacional estarán activos simultáneamente para apoyar a las fuerzas locales y federales.
La noche del miércoles, un control policial en una transitada avenida terminó con protestas. Según medios locales, agentes —incluidos miembros del Departamento de Seguridad Nacional— detuvieron decenas de vehículos por infracciones menores, lo que desató abucheos y gritos de “¡fuera de nuestras calles!” por parte de más de un centenar de manifestantes. Al menos una mujer fue arrestada.
Trump también puso en el punto de mira los campamentos de personas sin hogar, que comenzaron a ser desmantelados el jueves.
Autoridades y organizaciones sociales habían advertido a sus residentes para que buscaran refugio, aunque reconocieron que no hay camas suficientes en los albergues. “Es un momento caótico y aterrador, especialmente para quienes no tienen un techo”, señaló Amber W Harding, directora del Washington Legal Clinic for the Homeless.
En una medida controvertida, el jefe del MPD emitió una orden ejecutiva permitiendo a la policía informar a la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) sobre inmigrantes indocumentados detectados en controles de tráfico, algo que antes estaba prohibido si no había cargos criminales. Trump celebró la decisión como “un gran paso” y sugirió que se replicará en todo el país.
El control federal se reforzó aún más cuando la fiscal general, Pam Bondi, nombró a Terry Cole, jefe de la Agencia Antidrogas (DEA), como “comisionado policial de emergencia” en Washington, con autoridad sobre todas las órdenes emitidas por la policía. La medida deja en el aire el papel de Pamela Smith, actual jefa de la policía metropolitana.
La Ley de Autonomía de 1973 permite al presidente asumir el mando de la policía de DC durante 30 días por “fines federales” que considere necesarios. Trump ya ha insinuado que buscará extender ese plazo, algo que requeriría la aprobación del Congreso. El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, prometió bloquear cualquier intento: “Lo combatiremos con uñas y dientes”, advirtió.
La alcaldesa Muriel Bowser defendió la reputación de la ciudad frente a la narrativa presidencial. “No vivimos en una ciudad sucia, no somos 700.000 indeseables ni tenemos barrios que haya que arrasar”, afirmó.
Aunque algunas autoridades locales reconocen que la cooperación con agencias federales podría reforzar recursos, alertan de que el discurso de Trump daña la imagen de Washington a nivel nacional. “El presidente tiene una plataforma nacional y ha pintado a la ciudad como un pozo de criminalidad. Sabemos que eso no es cierto, pero es perjudicial”, declaró Phil Mendelson, presidente del consejo municipal.
Crédito fotográfico: MSNBC News