Thompson rechaza petición de Marineland para financiar cuidado de belugas: “inapropiado”

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THE LATIN VOX (7 de octubre del 2025).- Por Daniela Medina.

La ministra federal de Pesca, Joanne Thompson, rechazó hoy una solicitud urgente del parque acuático Marineland para que el gobierno federal provea fondos destinados al cuidado de 30 ballenas beluga que aún permanecen en cautiverio en esa instalación. La petición había ido acompañada de un ultimátum por parte del parque: sin ese apoyo, estaría obligado a proceder a la eutanasia de los cetáceos.

La negativa de Thompson se basa en que considera que la petición para financiar el cuidado de las ballenas, tras haber denegado previamente la solicitud de exportarlas, es “inapropiada”. Durante una sesión informativa en Ottawa, la ministra subrayó que Marineland fue responsable de asumir el bienestar de esos animales y que no puede trasladar esa responsabilidad a los contribuyentes canadienses.

Este rechazo se produce en medio de un escenario ya muy tenso: semanas atrás, el gobierno federal había denegado un permiso para exportar las belugas al parque chino Chimelong Ocean Kingdom, decisión motivada por preocupaciones éticas respecto al trato y destino de los animales. Marineland respondió a esa negativa con un pedido alternativo: fondos de emergencia para alimentarlas y cuidarlas, bajo advertencia de que sin esos recursos no podrá sostenerlas.

Los antecedentes del conflicto: exportación negada y crisis financiera

Denegación del permiso de exportación

En los últimos días, el gobierno canadiense comunicó que no otorgaría el permiso a Marineland para exportar sus 30 belugas al parque chino, argumentando que esa medida iría en contra de la legislación vigente que prohíbe la explotación de cetáceos con fines de entretenimiento. Thompson afirmó que autorizar esa exportación equivaldría a prolongar la vida en cautiverio de las ballenas bajo uso público.

Petición de emergencia y advertencia de eutanasia

Tras negar el permiso de exportación, Marineland solicitó al gobierno federal que cubriera los costos de alimentación y cuidado de las ballenas. En su carta, alegaba que el parque está “en estado financiero crítico” y que ya no contaba con los recursos para mantenerlas. Indicó que debe recibir apoyo antes del 7 de octubre para evitar una decisión devastadora: la eutanasia de los animales restantes. Los críticos interpretaron esa amenaza como una medida de presión hacia el gobierno.

Contexto legal y moral

Canadá aprobó en 2019 la Ley que prohíbe la cautividad y el uso de ballenas y delfines con fines de entretenimiento, lo que impide que en el futuro se obtengan o reproduzcan estos animales para ese propósito. Esa ley no es retroactiva respecto a ejemplares ya cautivos, pero sí limita nuevas medidas que promuevan su explotación. Marineland “interpretó” esa limitación como un obstáculo para transferir las ballenas a instalaciones extranjeras.

Reacciones políticas y sociales

Críticas a Marineland

El diputado Chris Bittle (St. Catherine’s) se pronunció en redes acusando al parque de mala administración y de utilizar el argumento de la eutanasia como una táctica coercitiva para obtener fondos públicos. Activistas y grupos de protección animal han condenado la estrategia del parque como moralmente reprochable: responsabilizan a Marineland por haberse beneficiado durante décadas de tener animales y luego pretender que otros asuman los costos.

Rol de la provincia de Ontario

El premier de Ontario, Doug Ford, se ha comprometido a garantizar que las belugas reciban el “mejor cuidado posible” y ha sugerido que la provincia intervendrá si es necesario para proteger su bienestar. Algunos analistas destacan que bajo leyes provinciales Ontario podría incluso tomar custodia temporal de los animales si la situación se deteriora.

Opiniones éticas y de bienestar animal

  • Quienes defienden los derechos animales resaltan que la amenaza de eutanasia es una forma de presión inaceptable, y que la verdadera solución sería trasladar las ballenas a santuarios adecuados con estándares éticos reconocidos.
  • Otros advierten que el gobierno federal enfrentará críticas fuertes si los animales mueren mientras declinaba otorgar ayuda, especialmente tras haber denegado la exportación bajo un argumento moralista.

Riesgos, dilemas y escenarios futuros

Riesgos políticos para el gobierno federal

  • Si las ballenas son sacrificadas, la ciudadanía podría responsabilizar al Estado por haber rechazado fondos de emergencia, lo que sería un desastre reputacional.
  • Financieramente, destinar recursos públicos para cuidados de animales cautivos generaría precedentes que otras instalaciones podrían reclamar.
  • Enfrentar acusaciones de doble moral: negar la exportación por razones éticas pero también negar ayuda cuando existe riesgo de muerte.

Opciones para Marineland

  • Buscar otros destinos (santuarios internacionales) que acepten las ballenas, si cumplen estándares de bienestar extraditoriales.
  • Reestructurar su operación financiera y vender activos para financiar el cuidado de los animales sin depender del Estado.
  • Apelar públicamente para captar donaciones privadas, campañas de rescate o colaboración internacional.

Escenarios posibles

  1. Ni una eutanasia ni ayuda gubernamental
    Marineland podría tratar de mantener las ballenas lo mejor posible con recursos propios, aunque esa opción parece insostenible a medio plazo.
  2. Eutanasia de ejemplares
    Si no se consigue financiamiento ni traslado, podrían empezar a sacrificar algunos animales en condición más frágil, antes de afectar a todos.
  3. Intervención provincial o federal
    El gobierno de Ontario o Canadá podría intervenir judicialmente para tomar custodia, responsabilizarse del cuidado o reasignarlas a instalaciones estatales.
  4. Aprobación futura condicionada
    Si Marineland presenta un plan creíble, el gobierno podría reconsiderar asistencia o permisos de traslado, condicionados a estándares estrictos.

Reflexión: responsabilidad, ética y animales cautivos

El rechazo de Thompson a la petición de financiamiento ha encendido un debate profundo: ¿Debe el Estado responsabilizarse del cuidado de animales cautivos cuando quien los encarcela no puede financiar su manutención? ¿Dónde termina la responsabilidad privada y empieza la estatal?

Marineland fue beneficiario durante décadas de la explotación de ballenas como atracción pública y ahora se encuentra en una crisis existencial. Que ahora intente obligar al gobierno a asumir esos costos, bajo amenaza, genera cuestionamientos éticos fuertes.

Este episodio podría marcar un antes y un después en la forma cómo Canadá aborda la responsabilidad hacia animales cautivos, la transparencia en parques acuáticos y la capacidad del Estado de intervenir en crisis morales cuando intereses privados colapsan.

Fuente: vocm.com

Foto. Google fotos


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