En pleno verano, cuando normalmente asociamos el calor con actividades al aire libre y momentos de relajación, la pandemia de COVID-19 sigue siendo una preocupación. Aunque solemos pensar en los virus respiratorios como algo más común durante el otoño e invierno, la realidad es que el COVID-19 no sigue un patrón estacional tan predecible como la gripe o el virus sincitial respiratorio (VSR).
¿Por qué el COVID-19 se propaga en verano?
El Dr. Andrew Pinto, director del Upstream Lab en el Hospital St. Michael de Toronto, señala que el COVID-19 nos sorprende de maneras inesperadas. A diferencia de otros patógenos respiratorios, como la gripe y el VSR, que tienden a propagarse más en ambientes fríos y secos, el COVID-19 parece no seguir esas reglas. Incluso en pleno verano, con altas temperaturas, el virus encuentra oportunidades para propagarse. Las reuniones sociales, conciertos y espacios con aire acondicionado pueden contribuir a su diseminación.
La importancia de reconocer los síntomas
Es crucial reconocer que los síntomas de un “resfriado de verano” podrían ser en realidad COVID-19. La enfermedad sigue afectando a personas vulnerables, como adultos mayores e inmunocomprometidos. Por lo tanto, si experimentas síntomas como dolor de garganta, congestión nasal, dolor de cabeza o malestar general, considera hacerte una prueba de COVID-19. Es una buena práctica para proteger a quienes podrían estar en mayor riesgo.
Recuerda que, aunque estamos en verano, el COVID-19 sigue presente. Mantén las medidas de prevención, como el uso de mascarillas, el distanciamiento social y la higiene de manos. Juntos, podemos cuidarnos y proteger a nuestra comunidad durante esta temporada.