El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha intensificado las tensiones diplomáticas con India al declarar que el gobierno indio ha cometido un «error masivo» al manejar la reciente crisis entre ambos países. Las declaraciones de Trudeau, realizadas durante una conferencia de prensa en Ottawa, marcan una escalada en una disputa que ha sacudido las relaciones bilaterales en los últimos meses, afectando no solo los vínculos diplomáticos, sino también económicos y de seguridad.
La crisis diplomática entre Canadá e India comenzó a principios de 2024, cuando Ottawa acusó públicamente a Nueva Delhi de estar involucrada en la supuesta interferencia en asuntos internos canadienses, particularmente en relación con la diáspora sij en Canadá. El conflicto se agravó después de que Canadá acusara a India de presuntamente estar vinculada al asesinato de Hardeep Singh Nijjar, un líder sij canadiense y activista independentista, quien fue asesinado a tiros en junio de 2023 en las afueras de Vancouver.
Nijjar, quien era un ferviente defensor de la creación de un estado sij independiente llamado Khalistán, había sido designado como terrorista por el gobierno indio en 2020. Su muerte desencadenó una serie de protestas en Canadá y críticas al gobierno indio, lo que llevó a Trudeau a pedir una investigación independiente sobre la posible implicación de India en el asesinato.
India, por su parte, ha rechazado categóricamente las acusaciones, calificándolas de «absurdas» e «infundadas». El gobierno indio, liderado por el primer ministro Narendra Modi, ha acusado a Canadá de ser complaciente con los extremistas sij que buscan desestabilizar a India. Este conflicto ha sumido a las relaciones bilaterales en su peor crisis en décadas, con ambas naciones retirando a diplomáticos y emitiendo advertencias severas.
En su declaración más reciente, Trudeau ha dejado claro que, en su opinión, India ha manejado de manera inadecuada tanto el incidente del asesinato como la respuesta diplomática posterior. «La decisión del gobierno indio de negarse a cooperar plenamente con la investigación canadiense y sus acciones agresivas contra nuestros diplomáticos y ciudadanos constituyen un error masivo», afirmó el primer ministro. «Este tipo de comportamiento no solo socava las relaciones bilaterales, sino que también daña la confianza entre las naciones democráticas».
Trudeau añadió que Canadá está comprometida con el principio de justicia y la ley, y que no permitirá que ningún país interfiera en su soberanía ni en los derechos de sus ciudadanos. «Hemos sido claros desde el principio: cualquier implicación extranjera en la violencia o en la intimidación de ciudadanos canadienses es inaceptable. Este es un principio que no negociaremos», subrayó.
En respuesta, el primer ministro Narendra Modi no tardó en reaccionar, calificando las declaraciones de Trudeau como «irresponsables» y «diplomáticamente peligrosas». En un comunicado oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores de India reiteró que «no hubo ningún tipo de participación del gobierno indio en el incidente de Vancouver» y que cualquier sugerencia en ese sentido es parte de «una campaña de desinformación» orquestada por grupos separatistas sij.
Además, India advirtió que las declaraciones de Trudeau podrían tener «consecuencias graves» para las relaciones comerciales y de seguridad entre ambos países. En las últimas semanas, India ha reducido considerablemente sus intercambios comerciales con Canadá y ha advertido a sus ciudadanos sobre los riesgos de viajar al país norteamericano, en lo que muchos analistas ven como una represalia diplomática.
El conflicto entre Canadá e India no solo está afectando el diálogo diplomático, sino que también está teniendo repercusiones en varios sectores clave, incluidos el comercio y la seguridad. India es uno de los principales socios comerciales de Canadá en Asia, y ambos países habían estado trabajando para fortalecer los lazos económicos a través de acuerdos de libre comercio y cooperación en sectores como la energía, la tecnología y la agricultura.
Sin embargo, las recientes tensiones han llevado a la suspensión de varias rondas de negociaciones comerciales y la cancelación de visitas de alto nivel. En septiembre, ambos países retiraron a sus embajadores en un claro signo de que la situación está lejos de resolverse. «Estamos viendo un enfriamiento preocupante en nuestras relaciones comerciales», explicó un funcionario del Ministerio de Comercio canadiense bajo condición de anonimato. «Esto podría afectar significativamente a nuestros exportadores, especialmente en sectores como la minería, los productos agrícolas y las tecnologías limpias».
En cuanto a la seguridad, las preocupaciones sobre el extremismo sij han sido un punto álgido en las relaciones entre Canadá e India durante décadas. India ha acusado repetidamente a Canadá de ser un refugio seguro para separatistas sij, algo que el gobierno canadiense ha negado. Sin embargo, la cuestión del extremismo sij ha cobrado una nueva dimensión en este conflicto, con ambas partes acusándose mutuamente de no actuar con suficiente firmeza.
Uno de los aspectos más complejos de esta disputa es la presencia de una numerosa y políticamente activa diáspora sij en Canadá. Con más de 500.000 personas de origen sij viviendo en el país, Canadá alberga una de las mayores comunidades sij fuera de India. La influencia política de esta comunidad ha sido un factor clave en las decisiones de política exterior de Canadá hacia India, algo que Nueva Delhi observa con recelo.
El movimiento por el Khalistán, que aboga por la creación de un estado independiente sij en la región de Punyab en India, tiene un importante apoyo entre algunos sectores de la diáspora sij canadiense. India ha acusado a Canadá de permitir que este apoyo se convierta en una plataforma para la militancia, lo que ha sido una fuente constante de fricción entre los dos países.
Trudeau, por su parte, ha tratado de equilibrar las demandas de la comunidad sij en Canadá con la necesidad de mantener relaciones constructivas con India. Sin embargo, la muerte de Nijjar y las posteriores acusaciones han hecho que este equilibrio sea casi imposible de mantener.
A medida que las tensiones continúan aumentando, muchos analistas se preguntan cuál será el próximo paso en esta disputa. Canadá ha pedido a la comunidad internacional que intervenga para mediar en la crisis, y algunos diplomáticos sugieren que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o el G20 podrían ser foros adecuados para resolver el conflicto. Sin embargo, India ha dejado en claro que considera que este es un asunto bilateral y que no permitirá injerencias externas.
Por ahora, parece que las relaciones entre Canadá e India seguirán deteriorándose. Con ambos países en posiciones irreconciliables y acusaciones cruzadas que siguen agravándose, el panorama diplomático se presenta complicado, con potenciales repercusiones de largo alcance para la estabilidad y la cooperación entre estas dos democracias clave.
El choque entre Canadá e India refleja no solo las tensiones geopolíticas globales, sino también los desafíos que enfrentan los países democráticos para equilibrar sus relaciones diplomáticas mientras manejan las sensibilidades internas y las comunidades diaspóricas. La declaración de Trudeau de que India ha cometido un «error masivo» en este contexto es solo el último capítulo en una disputa que amenaza con cambiar el curso de las relaciones entre Ottawa y Nueva Delhi por muchos años.