
En un intento por reforzar las relaciones bilaterales y calmar la incertidumbre económica generada por la amenaza de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, será anfitrión de una cumbre económica entre Canadá y EE.UU. el próximo viernes en Toronto.
El evento, organizado por la Oficina del Primer Ministro, reunirá a líderes del comercio, la industria y los sindicatos canadienses para debatir estrategias destinadas a fortalecer la economía, eliminar barreras internas al comercio y diversificar las exportaciones del país. Además, se espera la participación de miembros del Consejo sobre Relaciones entre Canadá y EE.UU., un organismo que asesora a Trudeau en temas bilaterales y en la amenaza de aranceles impuesta por el presidente Donald Trump.
El pasado sábado, Trump firmó una orden ejecutiva que imponía un arancel del 25 % sobre la mayoría de los productos canadienses, con una tarifa reducida del 10 % sobre la energía importada desde Canadá. En respuesta, el gobierno canadiense había preparado un paquete de represalias comerciales para contrarrestar el impacto de estas medidas. Sin embargo, una llamada entre Trump y Trudeau el lunes derivó en la suspensión temporal de los aranceles, al menos por un mes.
A pesar de este alivio momentáneo, los expertos advierten que la incertidumbre comercial podría dañar la confianza de los inversores y hacer que Canadá pierda atractivo frente a EE.UU. como destino de inversión. «La volatilidad en las relaciones comerciales con EE.UU. podría hacer que las empresas reconsideren sus decisiones de inversión a largo plazo», afirmó la economista Sarah Johnson, de la Universidad de Toronto.
Uno de los objetivos clave de la cumbre será explorar formas de reducir la dependencia de Canadá del comercio con EE.UU. y diversificar las exportaciones hacia otros mercados. Actualmente, más del 75 % de las exportaciones canadienses tienen como destino a su vecino del sur, lo que hace que la economía del país sea vulnerable a cualquier medida proteccionista implementada por Washington.
Otro tema central será la eliminación de barreras internas al comercio dentro de Canadá. A pesar de ser una federación, el país enfrenta numerosos obstáculos regulatorios entre sus provincias, lo que limita el comercio doméstico y encarece los costos para las empresas. «Es esencial que trabajemos en fortalecer el mercado interno y reducir las barreras provinciales para que nuestras empresas puedan competir mejor en el escenario global», dijo el ministro de Finanzas, Chrystia Freeland.
Las amenazas arancelarias de Trump se enmarcan dentro de una política económica más amplia que busca incentivar la producción nacional y reducir la dependencia de EE.UU. de las importaciones extranjeras. Sin embargo, estas medidas han generado preocupación entre los empresarios y líderes políticos de ambos países, ya que podrían desestabilizar industrias clave como la automotriz, la energética y la manufacturera.
El sector automotriz, en particular, podría verse gravemente afectado. Las cadenas de suministro entre Canadá y EE.UU. están altamente integradas, con piezas y componentes cruzando la frontera varias veces antes de que un vehículo esté terminado. «Un arancel del 25 % sobre los productos canadienses podría aumentar significativamente los costos de producción y afectar la competitividad de ambas naciones», explicó David Adams, presidente de la Global Automakers of Canada.
El Consejo sobre Relaciones entre Canadá y EE.UU., que jugará un papel clave en la cumbre, ha sido fundamental para asesorar al gobierno de Trudeau sobre la relación con la administración Trump y en la elaboración de estrategias para mitigar el impacto de posibles sanciones económicas. Su objetivo es garantizar que el comercio entre ambos países se mantenga estable y que cualquier conflicto se resuelva a través del diálogo diplomático.
Aunque la prórroga de un mes en la aplicación de los aranceles ha dado un respiro a los sectores afectados, la amenaza de nuevas medidas proteccionistas sigue latente. La cumbre económica en Toronto será una oportunidad clave para que Canadá refuerce su estrategia comercial y prepare una respuesta unificada ante cualquier futura acción de la administración Trump.
A medida que se acerca la fecha de la cumbre, la atención está puesta en los resultados que pueda generar. Con una economía altamente interconectada con la de EE.UU., Canadá enfrenta el desafío de equilibrar su dependencia comercial con la necesidad de garantizar su estabilidad económica a largo plazo. Trudeau y su equipo tienen ante sí una tarea crucial: asegurar que la economía canadiense permanezca resiliente frente a los vaivenes del proteccionismo estadounidense.