
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la implementación de nuevos aranceles recíprocos, conocidos como «Día de la Liberación», que buscan igualar los aranceles que otros países imponen a productos estadounidenses. Esta medida incluye un arancel base del 10% a todas las importaciones, con tasas adicionales del 20% para la Unión Europea y del 34% para China.
En respuesta, el primer ministro canadiense, Mark Carney, convocó a una reunión de emergencia con su gabinete y el Consejo Canadá-Estados Unidos para analizar el impacto de estas políticas en la economía canadiense y determinar posibles acciones.
Por su parte, el primer ministro de Ontario, Doug Ford, propuso eliminar los aranceles a las importaciones estadounidenses si el presidente Trump hace lo mismo con los productos canadienses, argumentando que los aranceles actuales amenazan millones de empleos y aumentan los costos para las familias estadounidenses.
Mientras tanto, los mercados financieros reaccionaron con cautela ante el anuncio de los aranceles. Los futuros del índice S&P/TSX de Toronto cayeron un 0,5%, reflejando la incertidumbre de los inversores sobre las posibles repercusiones económicas.
Economistas advierten que estas medidas podrían prolongar la incertidumbre en el comercio internacional, afectando a diversas industrias y potencialmente ralentizando el crecimiento económico.
La comunidad internacional observa de cerca las decisiones de Trump, ya que estas políticas podrían redefinir las relaciones comerciales globales y tener implicaciones significativas para economías como la de Canadá.
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