El 15 de enero de 2025, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sostuvo una conversación telefónica de 45 minutos con la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, en la que reafirmó su interés en adquirir Groenlandia para Estados Unidos.
Frederiksen respondió enfatizando que la decisión sobre el futuro de Groenlandia recae en sus habitantes, subrayando que «es decisión de Groenlandia».
Esta declaración se alinea con la postura del primer ministro de Groenlandia, Múte Egede, quien previamente afirmó: «No queremos ser daneses, no queremos ser estadounidenses, queremos ser groenlandeses».
Tras la conversación, Frederiksen convocó a líderes empresariales daneses para discutir posibles implicaciones económicas y comerciales derivadas del renovado interés de Trump en Groenlandia.
La comunidad internacional observa con atención estos desarrollos, ya que la región ártica, y en particular Groenlandia, posee una importancia estratégica y económica significativa debido a sus recursos naturales y ubicación geopolítica.
La situación actual refleja la complejidad de las relaciones diplomáticas y comerciales entre Estados Unidos, Dinamarca y Groenlandia, y plantea interrogantes sobre la soberanía y autodeterminación de los territorios autónomos.