Trump y Netanyahu: Una alianza en crisis … mientras Gaza sigue en guerra

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THE LATIN VOX (8 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

En un gesto cargado de simbolismo político —y no exento de espectáculo— el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunieron esta semana en Washington tras su reciente ofensiva conjunta en Irán.

Sin embargo, a pesar de las sonrisas frente a las cámaras y la extravagante entrega de una nominación al Nobel de la Paz de parte de Netanyahu a Trump, la verdadera tensión giró en torno a Gaza, donde la guerra ya cumple 21 meses sin una solución clara a la vista.

¿Una tregua inminente… o solo palabras?

Trump insiste en que el fin de la guerra está cerca. Ha afirmado que “hay una buena probabilidad” de lograr un acuerdo de alto el fuego esta misma semana. Sin embargo, ni Hamas ni Israel han confirmado avances sustanciales, y los expertos creen que la narrativa optimista de Trump es más una táctica de presión que una realidad política.

Mientras tanto, Qatar, que ha mediado en las negociaciones, ha indicado que las conversaciones avanzan, pero aún falta trabajo diplomático serio. El último borrador propone una pausa de 60 días, durante la cual se intercambiarían rehenes israelíes por prisioneros palestinos y se negociaría el final definitivo del conflicto. Sin embargo, las posturas siguen siendo irreconciliables.

Hamas exige el fin completo de la guerra antes de liberar a los últimos rehenes. Netanyahu, por su parte, se niega a detener los combates hasta que el grupo se desarme, disuelva y abandone Gaza. Además, ambos líderes han coqueteado con la polémica idea de trasladar a los palestinos fuera del enclave, una propuesta ampliamente condenada a nivel internacional y calificada por Hamas como “absurda”.

Trump, la presión y la diplomacia del espectáculo

Más allá de los gestos públicos, como la propuesta al Nobel, Trump está aumentando la presión sobre Netanyahu. Fuentes cercanas a la administración aseguran que el presidente está decidido a presentar un acuerdo de paz antes de las elecciones de 2026, con la esperanza de consolidar su legado diplomático.

“Trump no quiere guerras eternas, pero sí quiere que EE. UU. sea el actor dominante en la escena global”, señaló el historiador Gil Troy. Esa ambición, combinada con el creciente hartazgo internacional por la situación en Gaza —donde más de 57,000 palestinos han muerto y 137,000 han resultado heridos según el Ministerio de Salud de Gaza—, podría empujar a Trump a forzar públicamente la mano de Netanyahu si este se niega a ceder.

Netanyahu, en la cuerda floja

Netanyahu llega a esta reunión debilitado: su apoyo interno se erosiona, enfrenta un juicio por corrupción, y una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional lo acusa de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Trump, en cambio, es popular entre los israelíes y ha defendido públicamente a su aliado, pidiendo incluso que se cancele el juicio.

“Netanyahu depende completamente de la buena voluntad de Trump”, declaró el ex primer ministro israelí Ehud Olmert. Y, según analistas, si Trump decide que el líder israelí está bloqueando el camino hacia la paz, podría cambiar el equilibrio de poder entre ambos.

¿Quién dirige realmente la relación EE. UU.–Israel?

Según Samar Ali, profesora de derecho en la Universidad de Vanderbilt, ha habido una pérdida de control de parte de Washington sobre las decisiones israelíes. “La pregunta ahora es si Trump busca invertir esa dinámica y asumir el mando sobre Netanyahu. Y parece que sí”, dijo.

De hecho, la inacción de EE. UU. ante las restricciones impuestas por Israel a la entrada de ayuda humanitaria —criticadas por grupos de derechos humanos como el uso de la comida como arma— refleja una falta de voluntad política para condicionar la asistencia militar.

Matt Duss, exasesor de política exterior del senador Bernie Sanders, advierte que Trump podría recurrir a una presión pública sin precedentes: “Si Trump dice que Netanyahu es el obstáculo para acabar la guerra, eso podría tener un impacto significativo. Es una señal clara para Israel y para el mundo”.

Una paz lejana y el precio del poder

Mientras Gaza sigue ardiendo y los rehenes continúan en manos de Hamas, el futuro del conflicto parece estar atado no solo a los intereses nacionales, sino a la supervivencia política de dos líderes: uno, acusado en su país; el otro, ansioso por escribir su nombre en los libros de historia como pacificador.

Ambos, sin embargo, se enfrentan a una región quebrada, una comunidad internacional exhausta, y a millones de civiles atrapados entre las ambiciones políticas y las bombas.

La gran incógnita no es solo si habrá un alto el fuego esta semana, sino si alguna vez habrá una paz real, duradera y justa en una región donde los anuncios grandilocuentes no han logrado detener la muerte.

Crédito fotográfico: USA Today



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