Trump y Putin se citan en Alaska: Historia, geopolítica y la sombra de Ucrania

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THE LATIN VOX (15 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

Alaska, una tierra marcada por la historia compartida de Estados Unidos y Rusia, se convierte este viernes en escenario de un encuentro inédito: Donald Trump y Vladímir Putin negociarán allí un posible fin a la guerra en Ucrania. La cita tendrá lugar en la base aérea Elmendorf-Richardson, en Anchorage, un enclave estratégico de la Guerra Fría que ahora acoge la primera reunión entre ambos líderes desde 2019.

El simbolismo es evidente. Alaska fue territorio ruso durante un siglo hasta que, en 1867, Moscú la vendió a Washington por apenas siete millones de dólares —equivalentes a unos 100 millones actuales— para saldar deudas derivadas de la guerra de Crimea y la caída del comercio de pieles.

Para algunos rusos, la venta sigue siendo una herida histórica; para Putin, que ha bromeado con el “frío” como argumento, se trata de un capítulo cerrado… aunque cargado de significado.

En la agenda, además de la guerra de Ucrania, podría haber temas económicos sensibles. La comitiva rusa incluye a los ministros de Exteriores, Defensa y Finanzas, así como a altos funcionarios encargados de la cooperación económica.

La presencia de estos perfiles sugiere que el Kremlin buscará también acuerdos en materia de recursos estratégicos, algo que despierta rumores en Alaska sobre posibles concesiones en tierras raras y minerales críticos.

La reunión, situada a pocos metros de las tumbas de pilotos soviéticos que combatieron junto a estadounidenses contra la Alemania nazi, pretende evocar la cooperación de antaño.

Putin, primer presidente ruso en pisar Alaska, parece querer proyectar esa memoria común para reforzar sus lazos con Washington, incluso mientras mantiene su ofensiva militar en Ucrania.

Trump, fiel a su estilo poco convencional y con aspiraciones declaradas al Premio Nobel de la Paz, aspira a un golpe diplomático que ponga su sello en la resolución del conflicto. Sin embargo, analistas advierten que el encuentro podría ser más un gesto de alto valor simbólico que un verdadero avance hacia la paz.

En Anchorage, una ciudad de menos de 300.000 habitantes que disfruta sus últimos días de luz estival, los vecinos observan con cautela la llegada del Air Force One y de los aviones oficiales rusos. Entre la expectación y la incertidumbre, esperan que este nuevo capítulo de la diplomacia global no altere demasiado la tranquila vida de la región.

Fuente: Agencia EFE (España)

Crédito fotográfico: PBS/MIKHAIL KLIMENTYEV/AFP/Getty Images


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