Un canadiense que se encontraba de vacaciones en Marruecos junto a su esposa y su hijo de dos años fue testigo del fuerte terremoto que sacudió el país africano el pasado sábado. El sismo, de magnitud 6,3, causó al menos tres muertos y decenas de heridos, además de daños materiales en varias ciudades.
El canadiense, que prefirió mantener su nombre en el anonimato, contó cómo vivió los momentos de pánico cuando el temblor comenzó a las 9:22 a.m., hora local. Él y su familia se alojaban en un hotel de la ciudad de Agadir, en la costa atlántica, a unos 200 kilómetros del epicentro.
“Estábamos durmiendo y de repente sentimos que la cama se movía y el edificio se sacudía”, relató. “Nos levantamos rápidamente y cogimos a nuestro hijo. Salimos al pasillo y vimos a otras personas asustadas que también salían de sus habitaciones”.
El canadiense dijo que intentaron bajar por las escaleras, pero que estaban bloqueadas por los escombros. “No sabíamos qué hacer. Pensé que eran nuestros últimos momentos”, confesó. “El temblor duró unos 30 segundos, pero se sintió como una eternidad”.
Afortunadamente, el hotel resistió el impacto y no se derrumbó. El personal del establecimiento ayudó a los huéspedes a salir al exterior y les proporcionó agua y comida. El canadiense afirmó que nadie resultó herido en el hotel, pero que vio algunos edificios dañados en la ciudad.
“Estamos muy agradecidos de estar vivos y de que nuestro hijo esté bien”, dijo. “Fue una experiencia muy traumática. Nunca habíamos sentido un terremoto tan fuerte”.
El canadiense y su familia tenían previsto regresar a Canadá el domingo, pero su vuelo fue cancelado debido al terremoto. Esperan poder tomar otro vuelo pronto y volver a casa.
El terremoto de Marruecos fue el más fuerte registrado en el país desde 1960, cuando un sismo de magnitud 5,7 dejó más de 12.000 muertos en la ciudad de Agadir.