El gobierno federal está trabajando en un código de conducta voluntario para regular las relaciones entre los supermercados y los proveedores de alimentos, con el objetivo de evitar prácticas abusivas y mejorar la transparencia en el sector. Según un defensor de los consumidores, esta medida podría tener un impacto positivo en los precios y la calidad de los productos alimenticios.
Michael von Massow, profesor asociado de economía alimentaria en la Universidad de Guelph, dijo en una entrevista que un código de conducta podría ayudar a crear un mercado más estable y equitativo para los alimentos, lo que beneficiaría tanto a los consumidores como a los productores. “No hay duda de que la estabilidad de un mercado hace bajar los costos”, afirmó.
Von Massow explicó que algunos supermercados imponen condiciones injustas a los proveedores, como cambiar los precios o los pedidos a último momento, o cobrar tarifas adicionales por el espacio en los estantes. Estas prácticas generan incertidumbre e ineficiencia en la cadena de suministro, lo que se traduce en mayores costos y menor calidad para los consumidores.
El defensor señaló que un código de conducta podría establecer reglas claras y justas para las negociaciones entre los supermercados y los proveedores, y crear un mecanismo de resolución de conflictos en caso de incumplimiento. Así, se podría lograr una mayor transparencia y confianza en el mercado de los alimentos, y se podría incentivar la innovación y la diversificación de los productos.
El gobierno federal anunció el mes pasado que había llegado a un acuerdo con las principales asociaciones de supermercados y de productores para desarrollar un código de conducta voluntario, que se espera que esté listo para el próximo año. El ministro de Agricultura y Agroalimentación, Marie-Claude Bibeau, dijo que el código de conducta era una “prioridad” para su cartera, y que esperaba que fuera adoptado por todos los actores del sector.